Vicente Verdú expone sus pinturas, emoción y metáfora de una segunda vida

Vicente Verdú expone sus pinturas, emoción y metáfora de una segunda vida
Imagen de archivo de Vicente Verdú. EFE/Archivo

"Color y Pensamientos", la exposición de pinturas que ha inaugurado en Madrid Vicente Verdú, reconocido pensador, articulista y autor de una treintena de libros, llena de luz sorprendente las paredes de la galería y ofrece una metáfora de "una segunda vida" de este escritor.

La exposición en la Galería Dionís Bennasar no es la primera de Verdú, que entró en el mundo del arte hace cuatro años.

¿Cómo llega un escritor a hacerse pintor? El impulso emocional de Vicente Verdú (Elche 1942) se hizo pintura en un momento vital de catástrofe personal, cuando vio en París en 2005 la exposición de Henri Matisse "Una segunda vida" y las obras pintadas por el artista después de sobrevivir a una delicada operación de estómago.

"Esa forma de entender su pintura como una segunda vida -explica en una entrevista a Efe- fue para mi una metáfora de lo que podía ser mi vida. Mi mujer había muerto unos años antes y yo sentí esa pérdida como una amputación, estaba muy desconcertado, la misma estancia en París era una especie de búsqueda. Fue una esperanza pensar que había una segunda vida".

La historiadora del arte y crítica Estrella de Diego ha escrito de las obras de Verdú que "lo que se plasma en el lienzo viene de algún lugar a la vez cerca y lejos para el cual no se acaba de encontrar el nombre por mucho que se busque", porque "es un rasto, una huella, el vestigio secreto del mundo".

Vicente Verdú pinta con una paleta de colores y una composición del espacio que nos habla de la historia de la pintura, de las vanguardias, desde el impresionismo hasta el expresionismo abstracto, de Mattise, pero también de Kandinsky, de Cy Twombly o de Rafols-Casamada, artistas todos que admite han tenido que ver en su obra, por su admiración.

Si bien no es consciente de ninguna influencia directa, porque "no hay peor plagio que el que reconoce en qué esta plagiando, eso es aburridísimo", dice.

Ramajes, bosques, signos, abstracción y también figuración, pero sobre todo color, luz y movimiento.

"Pinto, como decía Cézanne, con pintura-pintura, no con dibujo que plantea de antemano una especie de conducción; el color es para mi más libertad, el color llama a un determinado color, se presenta en unas u otras proporciones, produce otro color, en una dimensión, en una forma y de ahí nace la sorpresa del cuadro".

"He estado toda la vida sobre todo escribiendo -explica-. Siempre he tenido antes de escribir una idea que era la orientación de la escritura. En la pintura no voy con nada pensado, más bien es la pintura la que decide".

La vocación por la pintura de Vicente Verdú tuvo un antecedente en los años sesenta, cuando pensó ser arquitecto y estudió dibujo con el padre del escultor y pintor Amadeo Gabino, en Valencia, y en otros talleres de artistas.

Abandonó este camino, se doctoró en Ciencias Sociales por la Sorbona, es miembro de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard y ejerce de articulista en El País desde hace muchos años.

Pero siempre le gustó pintar y cuando recientemente encontró esa posibilidad de una segunda vida se sintió cómodo y sorprendido por el resultado.

"Cuando pienso que un cuadro está bien -reconoce- es porque pienso a la vez que no es mío; si fuera mío me parecería una tontería, por eso cuando hablo de un cuadro lo hago sin arrogancia, porque el resultado de la obra no es solo resultado de mi conducción personal, sino de elementos que intervienen en el proceso de creación y que tu no dominas".

¿Qué busca Vicente Verdú? "Busco sobre todo no morirme, pero como es imposible, de lo que se trata es de ofrecer el mayor conocimiento de ti mismo para las personas que te pueden querer".

"He escrito siempre emocionalmente, y lo mismo pasa con mi pintura: bajo al estudio, no sé qué voy a hacer, sé que quiero pintar y luego el cuadro se encarga de decir por dónde puedes ir. A veces el cuadro te castiga y otras te enaltece", concluye. Concha Tejedor

Vicente Verdú expone sus pinturas, emoción y metáfora de una segunda vida

Te puede interesar