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viernes | 19 abril | 2024
Netflix estrena el próximo día 11 ‘El desorden que dejas’. La primera serie de la plataforma grabada íntegramente en Galicia se mueve entre las galerías coruñesas de La Marina –donde un cartel anuncia el estreno en el lugar en el que comenzó el rodaje– y las termas ourensanas y de Viruca a Raquel, como en un juego de espejos. Dos profesoras de instituto de un pueblo pequeño en el que se calla mucho más de lo que se dice. Un thriller al servicio de las relaciones entre personajes que remueven al espectador.
La serie nace de la historia con la que Carlos Montero ganó el Premio Primavera de Novela en 2016. Un mapa “con el que conducir siempre es más fácil”, reconoce en comparación con escribir de cero, pero en el que “luego va cambiando el rumbo de alguna cosa”.
Como la forma en la que el espectador conoce a Viruca (Bárbara Lennie), aquí con voz propia y no vista a través de otros personajes. “Es el gran cambio y una vez que decidí eso vi que había serie; porque ya no era solo una adaptación, sino que había algo más que contar. Y me apetecía explorarlo”. El salto del papel al audiovisual le dio a Montero la oportunidad de “ahondar en el universo” de uno de los dos personajes femeninos en torno a los que gira la trama.
Porque en ‘El desorden que dejas’ ellas son las claras protagonistas. Mujeres poderosas, independientes, frente a hombres sin duda más violentos, que no más fuertes, pero necesitados. “Siempre se cuenta que es el sexo femenino el que está más necesitado; en la comedia romántica, en los dramas… y quería que fuera un poco al revés”, explica el creador. Y que reflejase la vida real, en la que la fortaleza y la necesidad no dependen de los sexos.
“Hay un discurso y una visión del mundo del autor y eso es algo que te atrapa como actor, que haya una forma de ver el mundo”. Lo dice Tamar Novas, que en la ficción se mete en la piel de Germán, el marido de Raquel (Inma Cuesta), y ofrece un “personaje de carne y hueso” al que puedes creer y entender. “Creo que está todo muy bien colocado para entender que tiene sus miserias, como las tienen Raquel y Viruca, que son personajes que cometen errores y que lo hacen lo mejor que pueden. Creo que esos claroscuros y esas caras ocultas son los que lo hacen rico”.
Para el actor compostelano, Germán es un regalo que, además, le ha permitido volver a rodar en Galicia, que en la serie, explica Montero, “es un estado de ánimo que va más allá de la geografía”. “El clima es importante y que sea un pueblo pequeño, que condiciona mucho las relaciones. Yo vengo de un pueblo como este –el ficticio Novariz se acerca a la Celanova natal del escritor– y sé perfectamente lo que es”.
Tamar Novas destaca que se pueden “encontrar esos puntos reconocibles culturales o de forma de vida y que lo que se cuenta es muy genuino, muy concreto, y al final los conflictos en ese sentido son universales. Creo que por eso funcionan cada vez más las historias no sé si locales pero que aluden a un mundo muy particular o surgen en un sitio muy particular”.
En el universo de ‘El desorden que dejas’ hay deseo, ambición, miedo, engaño, obsesión, dolor, culpa... e intimidad. En ocasiones reflejada en secuencias de sexo, que “a veces sirve como imagen de poder, de una transacción, de una búsqueda de otras cosas”, tal como explica Novas. “Lo rico es la relación entre los personajes y eso está muy presente en toda la historia”.
Con ese relato cercano y realista, Carlos Montero tiene el deseo de llegar a espectadores de todo el mundo gracias al vehículo que es una plataforma de alcance global como Netflix. “Partimos de algo muy local pero con un ansia muy universal. Yo creo que se puede sentir identificado un espectador de Nueva York y uno de París perfectamente”.
