El dropshipping, un modelo de ecommerce que sigue en auge

El dropshipping, un modelo de ecommerce que sigue en auge
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La estrategia de venta dropshipping es algo de lo que se viene hablando desde hace años, pero su éxito sigue popularizándose hasta el punto de que muchos jóvenes se lanzan al mundo del emprendimiento utilizando esta fórmula.

La principal ventaja de esta práctica es que permite vender sin tener stock propio, y esto es lo que atrae a muchos emprendedores. No obstante, ese no es el único motivo que invita a interesarse por el dropshipping, pues muchos comercios online también sacan partido de esta fórmula. De hecho, podemos leer en Oberlo que uno de cada tres actores en el comercio electrónico utiliza el dropshipping como un modelo primario de gestión de inventarios.

¿Cómo funciona el dropshipping?

El propietario de una tienda online que trabaja mediante este sistema únicamente debe poner en marcha toda la estructura web de la tienda. Cuando el cliente adquiere un producto o un servicio, la propia tienda envía el pedido a una tercera empresa, un mayorista o una proveedora y es esta quien hace el envío directamente al comprador.

El propietario de la tienda online funciona únicamente como intermediario entre el proveedor y el consumidor final. El dropshipping se comporta así como una forma útil de mover los productos y ayuda a que los ecommerce sean rentables.

No obstante, para lograr este objetivo es importante que los minoristas trabajen de manera adecuada el marketing online, el diseño web y toda la tienda. Así conseguirá resultar atractiva de cara al cliente final.

En los últimos años, esta fórmula de negocio se está introduciendo como una vía muy interesante para generar ingresos pasivos a través de internet, pero con ella no es oro todo lo que reluce, implica mucho trabajo de posicionamiento de la tienda en el espacio web, dar con un nicho de ventas que sea atractivo para los clientes, mostrarse ante los consumidores como un sitio confiable y, en definitiva, aceptar esta estrategia como una posibilidad de crecimiento cuidando a los clientes.

¿Qué ventajas ofrece este modelo de negocio frente a los establecimientos tradicionales?

El aspecto más reseñable del dropshipping es que casi cualquier persona puede lanzarse a ello sin necesidad de dedicar una gran inversión. Este modelo de negocio evita los problemas de almacenamiento y permite ser más flexible, pues el dueño no es dueño material de los productos, sino que solo actúa como enlace intermedio entre el proveedor y el cliente final.

En las tiendas tradicionales es imprescindible contar con una serie de artículos o productos a modo de stock, de inventario, con el fin de satisfacer las necesidades de los clientes. Además, el hecho de no tener que establecerse de manera física implica ahorrarse numerosos gastos en concepto de alquiler, impuestos, luz y agua.

Muchos emprendedores que apuestan por el comercio online prueban suerte primero a través de este canal de ventas y, una vez consiguen asentarse como negocio, dan el salto al espacio físico.

Los hábitos de consumo hoy en día están cambiando, si bien es cierto que el ecommerce gana cada vez más peso, muchos usuarios han pasado a ser consumidores totales, lo que significa que consumen tanto en el mercado online como en el físico, de ahí la necesidad de estar presente en ambos formatos.

Menos gastos pero las mismas obligaciones legales

Las ventajas de esta fórmula de negocio son muy conocidas por muchos emprendedores y hasta por el público en general. Lo que no sabe tanta gente es qué implicaciones legales conlleva. En primer lugar, hay que estar dado de alta como autónomo o tener una empresa que cumpla con todas las obligaciones legales.
Cualquier espacio web dedicado a la venta de productos ha de cumplir con una serie de obligaciones, así que el dropshipping no podía ser menos. Entre los aspectos legales en una tienda online aparecen como los más relevantes los criterios de seguridad y transparencia, la inclusión de apartados de aviso legal y todo lo relacionado con condiciones de compra, formas de pago, política de devoluciones y la privacidad de los clientes y conocer el marco legal correspondiente.

En lo referente a la fiscalidad, el propietario de un negocio dropshipping debe hacer frente a los pagos del IRPF y el IVA. En el caso del IVA existen excepciones en las compras a proveedores siempre y cuando se esté dado de alta en el Registro de Operaciones Intracomunitarias. Las ventas al cliente sí están sujetas a IVA, pero es el cliente final el que paga este impuesto.

Esta fórmula de negocio resulta muy atractiva en una primera impresión, y de hecho es una estrategia de gran interés que puede tener como resultado importantes beneficios. La contrapartida es conocer bien cómo funciona este modelo, las implicaciones de trabajo y desarrollo de una buena estrategia de marketing online y pensar en el cliente como depositario final del servicio, lo que incluye políticas adecuadas de devolución de productos, servicio de atención posventa e información real y transparente en todo momento.

El dropshipping, un modelo de ecommerce que sigue en auge

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