El cuartel de Perillo acumula ya siete sanciones por no imponer multas

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 Una de las medidas que los especialistas barajan para mejorar la economía española es ligar el salario de un trabajador a su productividad. Esa iniciativa, que a algunos les parece radical y de difícil implantación, no lo es tanto en la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, cuyos agentes han venido sufriéndola en los últimos meses. Aquellos que no llegan a la cuota de multas exigida, pierden el plus de productividad, lo que puede  suponer unos 220 euros menos en un mes.
El cuartel de Perillo parece ser un ejemplo de bajo rendimiento, porque todos los agentes, siete en total, que no perciben este complemento en la provincia están destinados allí.
Así lo ha denunciado la asociación profesional Unión de Guardias Civiles (UGC) después de que el pasado día 20, dos agentes de Tráfico recibieran una notificación en la que se anunciaba la retirada del plus, firmada por el capitán jefe del subsector, Juan José Rodríguez. Esta medida ha encendido los ánimos en la asociación, que entiende que los agentes están sufriendo un trato injusto. “En la carta dicen que su rendimiento deja mucho que desear –critica un portavoz–, pero se da la casualidad de que uno de los agentes fue felicitado hace poco por culminar una operación de drogas desde un helicóptero”.
UGC también recalca que el baremo no tiene en cuenta el número de auxilios que se hacen en la carretera ni cualquier otro servicio que redunde en el beneficio público. Simplemente se trata de que hay que llegar a una cuota de multas y ambos agentes no la alcanzaron en abril. “No han aumentado los accidentes, no existe un problema de seguridad vial. Simplemente, el jefe del subsector cree que no recaudan bastante”, acusan desde UGC.

Enfilados >
No es la primera vez que los agentes del cuartel de Perillo son hostigados por sus jefes. De hecho, la asociación profesional considera que los mandos están castigando especialmente a los agentes de tráfico del área metropolitana porque hace más de tres años hubo un gran número de bajas por enfermedad (hasta el 80%) que coincidieron en el tiempo con unas negociaciones fallidas. “Aquello obligó a los jefes a destinar al personal de los despachos a vigilar el tráfico y, desde entonces, les tienen enfilados”, aseguran en la UGC:
En épocas más recientes, las relaciones entre los cuadros de mando y los agentes se han agriado desde que comenzara en mayo del año pasado la “huelga de bolis caídos” o, como prefieren describirlo en la asociación profesional “la desmotivación general por el recorte en nuestros derechos” que marcó el desplome en la recaudación de multas. Fue a partir de noviembre cuando empezó la retirada del plus de productividad. Las mismas fuentes aseguran que la presión comenzó a hacer mella y el número de denuncias impuestas por los agentes de tráfico del área se dobló en marzo, de manera que se pasaron de cuatro o cinco denuncias por agente y mes a diez o doce.
A pesar de ello, UGC sigue denunciando lo que considera “mobbing”: “están tratando de convertir a los guardias civiles en recaudadores”, obligándoles a cumplir con una cuota sin un mínimo de corte. En una de las notificaciones se les señala que su rendimiento está por debajo de la media, el 7,7% para los motoristas, mientras que la suya es del 1,31%. Para estar “en la media” tendrían que poner 35 multas al mes. El mismo guardia civil auxilió en tres ocasiones a un ciudadano que se encontraba en apuros, pero según la escala empleada, un auxilio sólo aporta dos puntos a la cuota y una multa por exceso de velocidad significa cuatro.

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