Épica para empezar

Épica para empezar

No podía ser de otra forma. El Deportivo está abonado a hacer sufrir, a jugar con el corazón de sus aficionados (sean 32.000 o 3.000 en Riazor), a la desilusión y la épica a partes iguales. Casi nunca hay término medio. En la vuelta a Segunda B cuarenta años después, tampoco. El Salamanca dejó claro que con el escudo no basta para ganar partidos. Se atascó en la primera parte, mejoró en el inicio de la segunda, encontró el gol para ponerse por delante, pero cedió el empate y así parecía que iba a acabar el estreno. Pero no. Apareció en el minuto 97 la cabeza de Bóveda para rematar un centro de Gandoy (en la banda) y los tres puntos se quedaron en A Coruña. Un inicio triunfal a la desesperada.

Toda la pretemporada ensayó Fernando Vázquez con el sistema 4-4-2 y el día D apostó por solo un delantero centro. Con Rui Costa tocado y sin Diego Rolan (en Uruguay para seguir los trámites de su contrato de trabajo), el técnico le dio la vuelta al once y al sistema que había anunciado la víspera del partido porque no acababa de tenerlo claro.

No había dudas bajo palos, donde se situó Carlos Abad, y pocas en defensa, con Bóveda en una banda, Salva Ruiz (Héctor Hernández está lesionado), en la otra y Mujaid y Granero como dupla en el centro de la zaga. El medio fue para Álex Bergantiños, arropado por Keko Gontán, Nacho González, Borges y Lara. Y arriba, Claudio Beauvue.

Arropado por las 3.000 gargantas que pueden sentarse en Riazor (con autorización de la Xunta de Galicia), el Deportivo impuso un ritmo alto de entrada. Era lo que necesitaba, lo que exigía el partido, porque con velocidad en el juego, la superioridad técnica queda patente, pero el acelerador lo pisó poco tiempo. Un remate de cabeza de Beauvue a centro de Keko fue el intento más claro de los blanquiazules en esos primeros compases en Segunda B.

El Deportivo acumuló jugadores en la parcela ancha y el juego ofensivo dependía de la lucidez de Keko, Nacho y Lara, con ayuda de Borges, pero la imprecisión reinó en el tapete de Riazor y el Deportivo apenas fue capaz de incordiar al Salamanca. Lara tardó en entrar en juego, lo mismo que en llegar la segunda oportunidad, una jugada combinativa que acabó en los pies del jugador del Sevilla. Su disparo seco lo despejó con los puños Javi Jiménez y el rechace le cayó a Borges, que estuvo desafortunado en esa acción y, en general, en el primer tiempo. Es diesel e irá más.

97 minutos
El tanto de la victoria llegó en el séptimo minuto de un descuento que inicialmente era de cincO

Sergio Egea, el técnico que durante unas horas, hace cuarenta años, justo en la temporada del anterior descenso a Segunda B, probó como jugador del Deportivo, plantó muy bien en el campo a su equipo. El Salamanca estuvo organizado. Es lo que se va a encontrar el Deportivo en la categoría de bronce. Rivales bien posicionados, tapando huecos. Saben que no pueden tratar de tú a tú a los deportivistas porque, en ese caso, llevan las de perder.

Los charros incluso comprometieron los dominios de Carlos Abad. El exguardameta del Tenerife despejó a córner un disparo de Ernest y en el saque de esquina, Molina cabeceó fuera por poco.

De Segunda B es el Deportivo, es la realidad, y también los árbitros. Alemán Pérez tardó en sacar las tarjetas, perdonó varias a los salmantinos y las primeras fueron para el Depor. Justas, sí, pero no más que las que se había ahorrado con anterioridad.

El Salamanca dejó en el vestuario a Ernest e incorporó al ‘Puma’ Chávez. El Deportivo mantuvo los nombres, pero Vázquez retocó la pizarra. Principalmente la posición de Nacho González, más adelantado, prácticamente como segundo punta.

El Deportivo no tardó en explorar vías de ataque en el segundo acto. Cuarenta segundos le llevó trenzar la jugada que desniveló el marcador. Salva Ruiz puso un buen centro, hizo agua la defensa salmantina y se lanzó Beauvue para cazarla con la cabeza y anotar el primer gol de la temporada para el Depor.

Reacción charra

El Deportivo tenía el partido donde quería, se encontró, hasta cierto punto, cómodo, pero el Salamanca reaccionó. Rozó el gol en una falta que ejecutó Jorge Mora (acababa de sustituir a Uxío) y obligó a estirarse a Carlos Abad al máximo para sacar a córner. Y lo encontró en esa acción. El guardameta, héroe en el ataque anterior, salió de puños al punto de penalti, pero orientó mal el despeje, dejó la portería desguarnecida y Candelas le superó de vaselina.

Vázquez introdujo un carrusel de cambios a falta de 18 minutos. Dejó a tres delanteros en el banquillo (y a Derik) e introdujo a Galán, Gandoy y Uche. El canterano se situó como interior.

El Depor echó de menos a Keko. Se apagó. Pero encendió la mecha a la desesperada, ya con Miku (y Derik) y justo a tiempo para quedarse los tres puntos en un centro de Gandoy que remató Bóveda. Además de mascarillas, vayan pidiendo desfibriladores. l

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