La afluencia masiva al comedor de Padre Rubinos se estabiliza después del estreno

La afluencia masiva  al comedor de Padre Rubinos se estabiliza después del estreno

Las recién estrenadas instalaciones del Instituto Benéfico-Social Padre Rubinos están al 100% desde el año pasado pero, sin duda, el servicio que soporta una mayor demanda es el del comedor. Este apartado, ubicado en el albergue de transeúntes, repartió más de 117.000 raciones durante 2015. Son muchas, sobre todo comparado con el número de menús que podían servir en Labañou, pero aún así la situación se ha estabilizado con respecto al boom que se vivió con la inauguración. La afluencia masiva del principio, quizá por curiosidad, desbordó todas las previsiones. 
Los responsables de las cocinas benéficas de Padre Rubinos prepararon el año pasado un total de 117.241 servicios para un amplio perfil de coruñeses que, por distintos motivos, pasan por dificultades económicas. La cifra es un fiel reflejo de lo que le ocurre a la población coruñesa, pero todavía tiene más valor al establecer comparativas con otros años. Sin ir más lejos en 2011, antes de que el proyecto para construir la nueva sede por parte de la Fundación Amancio Ortega echase a andar, en el inmueble nuevo se sirvieron 102.565 platos de comida. 
La subida fue del 14% motivada por los últimos coletazos de la crisis pero, también, porque desde la nueva edificación se puede dar cabida a más personas. Aunque todavía no existe capacidad para hacer balance respecto a otros años en la nueva ubicación, los números y, sobre todo, los usuarios del comedor son muchos. Eso sí, las cifras se han estabilizado notablemente con respecto a 2014. 
En octubre de ese ejercicio los cocineros se trasladaron a Los Rosales y en apenas tres meses llegaron a dar 98.965 servicios. Es decir, entre octubre y diciembre de 2014 tan solo se atendió a un 16% menos de usuarios que en todo el año pasado. 
La curiosidad parece ser una de las principales motivaciones para aquella demanda desaforada que, tras la novedad, hizo que los comensales de la Cocina Económica o que cuentan con la ayuda de Cáritas regresaran a su rutina.

son los únicos
Según la memoria de Padre Rubinos relativa a 2015, a la hora de la cena es cuando más gente acude a la organización. Lo hace porque esta es la única de la ciudad que pone un plato a la mesa a esas horas –la Cocina Económica entrega bocadillos a mediodía– y eso, en situaciones complicadas, siempre es un atractivo.
Los meses en que más coruñeses se acercaron a por la última comida del día fueron marzo (4.136 comensales), enero (4.095) y abril (4.091). Por contra, los de menor afluencia fueron los estivales, sobre todo junio y julio. 
Igualmente se atendió a muchas personas en el turno de día y los meses con mayores registros coincidieron. De lo que menos se encargaron los trabajadores de la residencia fue de los desayunos, que sobre todo toman aquellas personas que pasan la noche en las zonas de sofás y camas. 
Los vecinos que se sientan a tomar algo caliente a primera hora del día suelen rondar las 2.000, unos meses arriba y otros abajo. A los habituales del albergue se suman muchas personas que tienen que desplazarse desde sus casas si quieren economizar los víveres que les entregan otras instituciones.

La afluencia masiva al comedor de Padre Rubinos se estabiliza después del estreno

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