Se la conoce como la “estafa del gigoló” y consiste en captar de hombres dispuestos a ofrecer sus servicios a mujeres adineradas y, bajo engaño, hacerse con su dinero. Es exactamente lo que le ocurrió en enero de 2010 a un coruñés que respondió a un anuncio de prensa donde se ofrecía trabajo a “chicos” dispuestos a “complacer a señoras con alto poder adquisitivo”.
Creyendo que el negocio era real, el denunciante adelantó 1.500 euros, pero jamás obtuvo la cita prometida ni recibió ninguna contraprestación a cambio.
Por este engaño acaba de dictar sentencia el juzgado de penal 4 contra el hombre que, según confesó ante la magistrada, publicó aquel anuncio con la intención de enriquecerse. La resolución impone a ese jienense tres meses de cárcel por un delito de estafa en la que, según se reconoce, media una circunstancia atenuante muy cualificada de reparación del daño.