El Real Madrid, en plena semana grande, con todos sus objetivos en juego, dijo prácticamente adiós a la Liga neutralizado otra vez en el Santiago Bernabéu por el Valencia, que se sostiene en la pelea por la tercera plaza.
Sin margen de error por el triunfo del Barcelona ante la Real Sociedad minutos antes, el cuadro blanco, lejos de alimentar su confianza, de paso, para la pelea europea del miércoles, aumentó algunas dudas que generó en Turín. La épica evitó un castigo mayor. Como la derrota, con la que coqueteó durante gran parte del duelo. Y el gasto físico fue excesivo.
Además, se marchó del partido preocupado por la salud del alemán Toni Kroos, que dejó el campo a los veinticinco minutos de partido dolorido.
Y eso que Carlo Ancelotti retomó su idea favorita. Se alejó de los experimentos con Sergio Ramos en el centro del campo y volvió al 4-3-3. Eso sí, cambió de arriba a abajo la defensa de su equipo.
La única zona donde el italiano encuentra garantías para unas rotaciones que ejecuta con cuentagotas. Del partido de Turín solo permaneció en su sitio Pepe. Ramos volvió a su sitio en el centro de la zaga. Fabio Coentrao y Álvaro Arbeloa ocuparon los laterales. Dani Carvajal y Marcelo se quedaron en el banco. Raphael Varane fuera de la convocatoria.
Tampoco se vistió Karim Benzema. La opción de que el atacante galo reforzara al Real Madrid ante la Juventus el miércoles perdió enteros.