Con los deberes hechos

Con los deberes hechos
Ambos contendientes mostraron buen talante durante el duelo y al finalizar el partido en el que ni hubo goles ni tarjetas | efe

A los dos les valía el empate para preservar sus ganancias, para Francia el liderazgo del grupo C, para Dinamarca la cuarta clasificación de su historia para octavos de final, en un partido marcado por la apatía que se cerró con el primer 0-0 del Mundial de Rusia.


Hacía falta un cálculo tan mezquino para que un Mundial que había sido divertido viviera un duelo tan monótono, sin ocasiones, sin polémicas, sin VAR, sin espectáculo, sin historias que contar, una nada jaleada por gargantas durante 90 minutos y sonoramente pitada cuando acabó el tiempo.
Didier Deschamps, el día que igualaba a Raymond Domenech como seleccionador con más partidos en el banquillo “bleu”, llenó su equipo de cambios pero no logró enjugar la mala imagen que había dado en los dos primeros encuentros.

Los duelos contra Dinamarca se han convertido en un hábito para Francia en los últimos Mundiales, además de un termómetro de su estado.

En 1998, en su propio territorio, los de Aime Jacquet lograron una trabajada victoria en el camino hacia su primer Mundial. Cuatro años más tarde, Dinamarca ganó 2-0 en Corea del Sur a una defensora del título en plena descomposición y certificaron así su eliminación a las primeras de cambio.
El termómetro parece seguir funcionando. La Francia de 2018 es un equipo sin norte, con lagunas defensivas y un centro del campo muy sólido pero poco creativo. Así fue en el debut contra Australia, con una apuesta muy ofensiva de Deschamps, en el segundo duelo frente a Perú, con una alineación más clásica, y de nuevo contra Dinamarca, ante quien dio minutos a jugadores menos habituales.

El seleccionador no da con la tecla, aunque mantiene lo esencial, a su equipo sereno, sin polémicas, lejos de las turbulencias que atraviesan otros de los favoritos.
Francia no encanta pero tampoco asusta. Es un equipo plano, que ha garantizado lo esencial en la primera fase a la espera de que, ahora que llegan las cosas serias, exploten sus estrellas. El equipo A no parecía tener un plan definido y la alternativa que alieno Deschamps frente a Dinamarca tampoco ha mejorado el original. Parece esperar a la eclosión de Antoine Griezmann, al que miran todos en el equipo pero que, por el momento, tiene las luces apagadas, como si su brillantez se hubiera evaporado en una larga y dura temporada en el Atlético de Madrid.
Como en los dos partidos anteriores, fue sustituido superada la hora de juego, síntoma de que Deschamps quiere dosificar a su estrella. El resto no aporta alternativas. El barcelonista Dembelé, que recuperó la titularidad perdida contra Perú, aunque por la derecha, apenas dejó ver dos galopadas sin peligro.

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