Una marea negra peregrina hasta el Coliseo para decir adiós a Judas Priest

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  m.g.m. > a coruña

  Una marea negra invadía ayer la ciudad desde primera hora de la tarde. Las hormigas del metal subieron la avenida de Alfonso Molina, aparcaron en el Coliseo o bajaron del tren con una única imagen en mente. La de Rob Halford encima del escenario.


El que le dio vida propia al género y eligió el cuero, las tachas y los accesorios brillantes como indumentaria se presentaba ayer en el multiusos como un bocado agridulce. Dulce porque fue un placer despedirlo de la escena en persona pero agrio también por ser la última. Con cuarenta años en la guantera, una leyenda de la parte más dura del rock and roll, Judas Priest, decía adiós. No estaban solos. Los espectadores se pudieron desquitar a gusto y vibraron durante cinco horas con los acordes de tres historias vivas del heavy procedente del río Támesis. Primero fueron Saxon los que hicieron botar a la parroquia en un foso que se quedaba pequeño.
Todos querían estar cerca y los agentes de seguridad se veían obligados a comprobar la naturaleza de las entradas para evitar aglomeraciones. Sin embargo, no hubo mayores problemas.
El director del Coliseo, Javier Rodríguez, decía cuando anunció la gran cita que el público de camiseta negra era el más leal y previsible. No molesta y disfruta en su perímetro vital de lo que está viendo en escena. En este sentido, la llamada de Rob Halford traspasó la línea de Pedrafita.
La ciudad recibió la visita de gente procedente de ciudades como Madrid, Valencia, Cádiz, León, Gijón, Sevilla, Alicante, Salamanca, Valladolid, Murcia, Zaragoza, Logroño e incluso Mallorca.
Los organizadores contaban hasta 500, los desplazados que hicieron que el multiusos se convirtiera en una olla a presión. Y es que fueron muchos los meses de ausencia. De no tener más remedio que quedarse en casa escuchando el mp4. La de ayer fue una especie de terapia en conjunto. Ninguno de los tres defraudó pero, sin duda, el plato fuerte vino de la mano de los discípulos de Judas.
La despedida de la formación se enmarcó dentro de una gira, Epitaph tour, que junta en la misma bandeja a tres leyendas del heavy metal inglés como Judas Priest, Motorhead y Saxon.
Fueron cinco horas sin parar en un espectáculo donde no faltaron las llamas, junto a un montaje pirotécnico que incluyó ráfagas de rayos láser. Todo ello unido a la descarga de decibelios de tres grupos con una carrera intachable que han pasado por los recintos y festivales más importantes del mundo.

Cambio de registro> El Coliseo cambia de registro y se prepara para acoger la semana que viene una nueva edición de la feria taurina. Lo que ayer estaba plagado de camisetas negras dará paso a un coso cubierto de arena, donde se podrá ver a Diego Ventura, Iván Fandiño o Sebastián Castella.
Por otra parte, las baterías no tendrán acceso pero sí la copla. Isabel Pantoja cogerá el testigo y ofrecerá, el 26 de agosto, su último espectáculo, en lo que será la única actuación en territorio gallego. La tonadillera volverá a repasar los éxitos de su trayectoria en una cita para la que ya están a la venta las entradas. El Coliseo pasará así del día a la noche en menos de un mes. En un tris tras.

 

Una marea negra peregrina hasta el Coliseo para decir adiós a Judas Priest

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