Podemos trató ayer de acallar el debate abierto sobre sus “diferencias”, avivado por la dimisión el miércoles de otros nueve dirigentes en la dirección del partido en la Comunidad de Madrid. Por ello, los principales portavoces de la organización han apostado por defender “todos a una” que no existen “fracturas” en la cúpula de formación sobre la estrategia a desarrollar en las negociaciones con el PSOE para formar gobierno, sino todo lo contrario: “Unidad” en torno al “compromiso férreo” de intentar convencer a los socialistas para formar un gobierno de coalición y de progreso “a la valenciana”.
“En Podemos siempre hay debate y siempre se hace con luz y taquígrafos y de cara a todo el mundo. En ningún caso los debates son leídos como fracturas o problemas sino todo lo contrario, como parte del debate democrático”, defendió en declaraciones en el Congreso la portavoz adjunta, Irene Montero, quien además es jefa de gabinete del líder de Podemos, Pablo Iglesias, y una de sus colaboradoras de confianza.
construir desde cero
Esta misma idea es la que defendió el “número dos” de Podemos y portavoz titular en la Cámara Baja, Íñigo Errejón, negando de este modo que mantenga un pulso abierto con el líder de su formación. “Construir una organización desde cero y afrontando elecciones no siempre es fácil; claro que hay equilibrios y a veces dificultades, pero en lo que atañe a la política nacional y a qué tipo de gobierno queremos, estamos todos a una y lo decimos de forma muy clara: tiene que haber un gobierno que saque a Mariano Rajoy y a sus políticas”, sentenció.
De este modo, ambos dirigentes, representantes de dos de las sensibilidades existentes en la formación, negaron que exista una pugna sobre la mejor estrategia a seguir, y circunscribieron la dimisión de los ya diez dirigentes en Madrid –todos ellos cercanos a Errejón– a un problema territorial.
“Hay una situación de cambio y compañeros que han dimitido de la dirección de Madrid que tiene que ver con la política autonómica madrileña y con la organización de Madrid y que no tiene traslación en la política nacional y que por supuesto no la tiene en la dirección nacional y por supuesto no la tiene entre compañeros de la dirección nacional”, aseguró Errejón.
Así, enfatizó en que “es un asunto de Madrid, que atañe a Madrid” y en el que, desde la dirección nacional, están intentado ser, según ha defendido, lo más “escrupulosos posible” para dejar que sean “los compañeros de Madrid los que resuelvan.
En esta misma línea, Montero aseguró que los dirigentes que dimitieron en Madrid, usando como argumento su rechazo a la gestión del líder autonómico, Luis Alegre –otra de las personas de confianza de Iglesias–, tienen el “máximo respeto”.
No obstante, quiso mostrar también el “respaldo del conjunto de la organización” a la cuestionada dirección de Madrid, que, según aseguró, “sigue funcionando con absoluta normalidad”.