En la redondez puede estar la clave

En la redondez puede estar la clave
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Porque “cruinn” en gaélico irlandés y escocés significa “redondo” y “cruinne”, “redondez”, Proxecto Gaelaico rompía ayer una lanza a favor de que Coruña se llama así por la forma que tiene y que inspiró a los invasores para acuñarla con el nombre que hoy pasea. Cuentan desde el colectivo que el topónimo evolucionó a lo largo del tiempo y de un originario Cruña se pasó a Cruna para derivar en Crugna y Grunia antes de llegar al término final.
En este sentido, los analistas recuerdan que A Coruña o A Cruña salía al ruedo en el libro que Geoffrey Keating escribía sobre “La historia de Irlanda”, también conocido como “Foras Feasa ar Éireann”. Otro de los documentos que pueden ayudar a confirmar la teoría es, según los estudiosos, un dibujo sobre la bahía coruñesa realizado por Pedro Teixeira en la que la representación cartográfica hace hincapie en la redondez de su orografía entre la Torre de Hércules y Oza. Es más, el autor insiste en esta particularidad y pinta otra redondez al otro lado del faro, a la que llama “Mar de Orzán”.
Esto es para los historiadores y lingüistas del proyecto Gaelaico una de las razones para que los antepasados distinguieran a esta punta atlántica del resto. En este aspecto, Pedro Teixeira fue bastante claro en el siglo XVII a la hora de usar su lápiz y la península aparece retratada con dos circunferencias casi perfectas que  se adentran en tierra, una prueba de que “cruinne” podría dar la clave gaélica a las opciones gallegas de Cruna y Cruña. De la misma lengua procedería también el “A Chruinne” desde el que se llegaría al topónimo A Cruña y del gaélico irlandés “ris an/san g Cruinne” se obtendría el gallego Grunia.
El grupo de entendidos barajan la opción de que Coruña, la versión más moderna para designar a este trozo de tierra que mira de frente a Irlanda, sea la misma palabra que Cruña con la adición de una vocal epentética que, con el tiempo, se representó en la escritura como una “o”. Por otra parte, el mapa de Teixeira deja ver que la ciudad pudo ser una isla mareal, accesible en marea baja, aunque no hay pruebas de esto.
Aún así, dicen los expertos que es algo que sospechan desde hace tiempo muchos autores, lo que amplía el abanico de posibilidades con un supuesto “Oileán Dá Chruinne”, o lo que es lo mismo “Illa da Cruña”, en gallego. Y es que Irlanda bautiza a una de sus joyas con vistas al mar “Illaundacrinnia”, un término anglicanizado del “Oileán Dá Chruinne”, en el que podrían coincidir una y otra. Advierten también que si del croquis de Teixeira uno borra el istmo con imaginación se obtiene una isla con dos colinas, por lo que se deduce que también pudo tener su origen en lo que se traduce como “Isla de dos colinas redondas”.
Añaden que en el léxico gallego, “coruña” y “curuña” significan el hueso de una fruta o semilla, dos sustantivos que en portugués tienen su equivalente en “corunha” y “crunha”. Dada que la forma de la pepita es también circular, la investigación apunta al mismo punto cero que dio pie a ligar la bahía coruñesa con su redondez para siempre. n

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