Los forenses no aprecian trastornos en el hombre que mató a su exnovia en Ponteceso

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a. barbadillo > a coruña

  Ni enfermedad mental, ni trastorno de personalidad ni deficiencias cognitivas. Lo único que apreciaron los forenses que exploraron a Julio Fernández, el quincuagenario detenido en Ponteceso en septiembre de 2010 como autor de la muerte de María Rosa de la Hoz, su expareja, de dos martillazos en la cabeza fue un cuadro depresivo y arrepentimiento. Así se hace constar en el informe que el Instituto de Medicina Legal –Imelga– acaba de remitir al juzgado que dirige la investigación, el de instrucción número 1 de Carballo, y que está encaminado a determinar el estado mental del procesado y su capacidad para entender el alcance de sus acciones.
En el reconocimiento al que fue sometido, el detenido se mostró, según los forenses, “arrepentido” por los hechos que protagonizó hace casi un año, y por los que se encuentra desde entonces en prisión provisional. Señaló que tenía constancia de que su excompañera sentimental, de 34 años, había establecido una relación con otro hombre, y se había ido a convivir con él y admitió que recordaba todo lo sucedido.
En esa nueva relación parece estar el móvil que lo llevó, según confesó el mismo día en que fue detenido, a golpear con un martillo a la víctima, con la que había convivido durante más de cuatro años y hasta pocas semanas antes de su fallecimiento. Precisamente, para zanjar su convivencia y cambiar de titularidad el piso que habían compartido quedaron la fallecida y Fernández la mañana del crimen. En sus declaraciones, tanto ante la Guardia Civil como ante el juez de guardia, el detenido confirmó que se citaron con la casera para arrendar él el domicilio que habían compartido.
El encuentro fue cordial pero sus nervios se crisparon, según su versión de lo ocurrido, cuando ella se presentó poco después en el piso de la calle del Campo da Feira, haciendo uso de las llaves que aún conservaba. Él se encontraba colgando unos cuadros en el pasillo, y por eso tenía a mano el martillo. Cuando ella empezó a insultarlo, asegura que perdió los nervios y en un arrebato le propinó un par martillazos en la cabeza que resultaron fatales.
El cadáver sería descubierto en el cuarto de baño de la vivienda, a media tarde de aquel 15 de septiembre. La voz de alerta la dio la hermana de la víctima, al saber que esta no había ido a recoger al colegio a uno de sus hijos. Tampoco estaba localizable por teléfono, así que alertó a la Guardia Civil. En ese lapso de tiempo, la familiar llegó a cruzarse en la calle con el encausado, y le preguntó por la víctima. Él no le respondió.

“Ámbito psicótico” > El documento que recoge las conclusiones de los médicos forenses tiene relevancia de cara al juicio al que se someterá el autor confeso del crimen, que se celebrará en la Audiencia coruñesa mediante el procedimiento del jurado popular, una vez que finalice la instrucción, ya que descarta patologías mentales “del ámbito de lo psicótico” que pudieran eximir al encausado de su responsabilidad penal.  
Por el momento se desconoce cuál será el delito por el que el imputado será acusado: un homicidio, de admitirse su versión de que los martillazos se los propinó en el curso de una discusión, o un asesinato, si el juez instructor entiende que el ataque fue sorpresivo, y que De la Hoz no tuvo ninguna oportunidad de defenderse.
Habrá que esperar también a que el Ministerio Fiscal emita su escrito de acusación para conocer si acepta la versión del agresor, en cuanto a que el ataque lo perpetró en un “arrebato”, una circunstancia que, de estimarse, podría traducirse en una rebaja de su eventual condena.


 

Los forenses no aprecian trastornos en el hombre que mató a su exnovia en Ponteceso

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