Los vecinos del Orzán triplicaron el número de denuncias por ruido en 2019

Los vecinos del Orzán triplicaron el número de denuncias por ruido en 2019
La calle del Socorro, en el Orzán, es uno de los epicentros de la vida nocturna en la ciudad

Las pasadas fiestas de Carnaval trajeron una gran animación a las calles del centro de la ciudad, donde se concentró el público, disfrazado o no, dispuesto a disfrutar de la noche. Por supuesto, eso significó que alguno de los vecinos de las calles más abarrotadas no pudo pegar ojo, pero los vecinos del Orzán están más que acostumbrados aunque no resignados. De hecho, desde la asociación Ensenada del Orzán, señalan que el año pasado presentaron más de doscientas denuncias por ruidos, cuando en todo 2017 solo habían presentado 60.

 5 afterhours
suman los puntos negros del barrio del Orzán, según los vecinos, que los critican por ser focos de peleas, tráfico de drogas y ruidos

Algunas de estas denuncias las ha presentado la asociación, y otras lo han hecho los propios perjudicados a título individual. En algún caso, una sola persona ha llegado a presentar cerca de cien de estas quejas en la zona de la Cormelana, donde se concentra una gran cantidad de locales cuyos clientes muchas veces abarrotan las estrechas calles vecinales hasta la madrugada. “Llamar a la Policía Local hemos comprobado que, por sí solo, no sirve de nada, por eso hacemos las denuncias por escrito”, explican desde la asociación.

30.000 euros
es la suma a pagar por un afterhours del Orzán después de que superara el exceso de aforo dos veces durante el verano pasado

La entidad vecinal considera que este número muestra a las claras la determinación de los vecinos porque se respete su derecho al descanso, y lo cierto es que consideran que en los últimos tiempos, la situación ha mejorado de forma visible. No solo por las continuas denuncias que han presentado en el registro municipal, sino por el cambio de política en lo que se refiere al control del ocio nocturno que perciben desde finales de año pasado, cuando el Ayuntamiento incrementó la presión sobre el ocio nocturno.

Por el buen camino

Este cambio de política ha dado sus frutos, por lo que la asociación considera que “vamos por el buen camino”. La lucha contra el botellón les ha beneficiado porque ha provocado que la Policía Local extreme el control sobre calles como Vista, donde ya hacía mucho tiempo que jóvenes que practicaban con el botellón se mezclaban con los clientes que consumían el alcohol en la calle. Ahora, para evitar que se forme un nuevo botellón tras prohibirlo en Méndez Núñez, los agentes tienen órdenes de despejar la calle y obligar a los clientes a entrar en los locales.

80 decibelios
de ruido procedente de la música resuena a las cinco de la madrugada y a una distancia de 25 0 30 metros, despertando a los vecinos

Otro caso totalmente distinto es el de los afterhours, que los vecinos llevan señalando desde hace años como polos de atracción de delincuencia. Allí la administración municipal tiende a actuar con más lentitud, siguiendo los procedimientos legales, pero ha impuesto fuertes multas.

Locales catalogados

Hay que tener en cuenta que, aunque el barrio del Orzán es pequeño, en él se concentra una gran cantidad de bares y pubs.  La asociación vecinal catalogó en un informe a todos los locales de hostelería del barrio, en función de las denuncias presentadas y las quejas que recibe la asociación y las han dividido en cuatro  clases: óptimos para el desarrollo del barrio y que no causan ningún problema (17), los locales aceptables con los que se han convivido siempre pero causan molestias (14), los problemáticos, que molestan de manera importante a número vecinos (22) y los locales conflictivos (23). A esto hay que añadir los puntos negros, sobre todo los ya mencionados afterhours, que son cinco.

17  locales
de hostelería se salvan de las críticas de los vecinos, que alaban su contribución al desarrollo del barrio y los consideran “óptimos”

El resultado de que el 62% de los locales de hostelería que se ubican en sus calles son perjudiciales por el ruido y las molestias que generan en lo que los vecinos quieren que sea un tranquilo barrio residencial.

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