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miércoles | 24 abril | 2024
El Ayuntamiento confirmó ayer que prolongará el contrato del equipo de erradicación del chabolismo Hábitat Digno por lo menos un año más, a pesar de sus modestos resultados en el poblado de A PAsaxe, donde aún subsisten cerca de 25 familias viviendo en construcciones precarias, sin contar el problema medioambiental que supone la chatarra acumulada. El Gobierno local añade que es posible que se reforme o incluso se amplíe el equipo, pero ya es segura la renovación del contrato que expira el mes que viene.
La concejala de Servicio Sociales, Yoya Neira, ya había señalado que Hábitat Digno pasará a depender de servicios sociales, y se colaborará con concejalías como Urbanismo porque la vivienda es una prioridad importante, o con Empleo para buscar la integración laboral. Pero ahora se confirma que el equipo se mantendrá como tal, con el mismo personal, y no desaparecerá simplemente en el organigrama municipal.
A través del equipo de Hábitat, el Ayuntamiento consiguió reubicar a cerca de doce familias del poblado, pero el goteo de traslados se detuvo ya el año pasado, en gran parte por la resistencia de los propios chabolistas, puesto que el acuerdo era el pago subvencionado del alquiler de un piso por un plazo de cinco años. Como la mayor parte de los chabolistas no tienen ingresos precarios, cuando la ayuda se acaba no pueden hacer frente al alquiler.
Otro gran problema es el de la inserción laboral, que les permitiría ser independientes. A pesar de que el equipo de Hábitat Digno cuenta con dos orientadores laborales, apenas ha conseguido éxitos en ese campo, excepto con algún caso aislado. Por otro lado, la mayor parte de los chabolistas son o feriantes o chatarreros, por lo que se niegan a marcharse del poblado sin que se les ofrezca otra opción para acumula el metal, que aún acumulan, infringiendo las normativas.
Como en Penamoa
Igual que lo hizo en su día la Marea Atlántica, la concejala de Servicios Sociales se fija como prioridad de su área la desaparición del poblado de A Pasaxe y pone como ejemplo de buen hacer el plan especial de Penamoa, llevado a cabo por su compañera de partido Silvia Longueira que reubicó a 64 familias en el núcleo chabolista que desapareció en 2012 para construir la Tercera Ronda. “Tenemos como referencia lo que creemos que ha funcionado, que es el plan especial de Penamoa”, aseguraba hace poco. Y eso, a pesar de que el sociólogo Santiago Avión, antiguo responsable territorial de Secretariado Gitano (la fundación que se encargó del realojo de la población gitana) reconoció en 2013 que el mismo proceso de realojo se vio muy pronto “falseado”, porque se priorizó a los chabolistas cuya vivienda se encontraba en el trazado de la Tercera Ronda y que el Ayuntamiento no tenía fe en él.
Además, la mitad de las reubicaciones se hicieron en otros municipios sin consultar con sus respectivos ayuntamientos. Siempre según el sociólogo, “los realojos se realizaron negando a los afectados la más mínima seguridad jurídica”.
A pesar del hincapié en el itinerario social o en la inclusión laboral, a día de hoy los realojados siguen dependiendo de las ayudas sociales, más de seis años después de que el plazo que se había dado para que fuera independientes expirara y muchos acumulan impagos en sus alquileres.
