La Cocina Económica advierte de un “submercado marginal de alquiler”

La Cocina Económica advierte de un “submercado marginal de alquiler”
El suceso de la semana pasada tuvo lugar la avenida de Hércules y puso en peligro a toda la comunidad | quintana

Los altos precios de alquiler y la escasa oferta inmobiliaria afectan a los hábitos de todo el mundo: antes, tener compañeros de piso era algo propio reservado a estudiantes, pero hoy en día es más común alargar esta clase de convivencia de forma casi indefinida. Sin embargo, incidentes como el de la semana pasada en As Lagoas, donde una mujer que residía con cuatro hombres atacó a su casero y expareja y prendió fuego a la vivienda, han sacado a la luz un fenómeno poco conocido, el de un “submercado marginal de realquiler, alejado de unos estándares mínimos de normalidad, donde las personas permanecen en un submundo paralelo a la sociedad normalizada”. 


Así es, por lo menos, cómo lo describen en el informe de la Cocina Económica, una de la instituciones más emblemáticas de la ciudad en lo que se refiere a asistencia social. Precisamente la mujer que protagonizó el violento incidente de hace una semana es usuaria. Muchas de estas personas arrastran problemas de salud, incluidos mentales, o dependencias al alcohol o las drogas, que suelen derivar en problemas de convivencia, que se agrava cuanto más personas residen en la misma residencia. “Los problemas de convivencia son habituales, como lo es cambiar de alojamiento varias veces en el año –apunta el trabajador social Pablo Sánchez–. Si la convivencia es algo complejo, aquí los conflictos están garantizados”.  

Estos conflictos también afectan a la comunidad en la que se encuentra la vivienda. Por ejemplo, los vecinos de As Lagoas habían denunciado peleas habituales, ruidos y otras molestias  que surgían en la casa a la que la mujer plantó fuego. Y aunque es muy excepcional que se dé un hecho tan violento como este, los incidentes menores están a la orden del día: problemas con el alquiler, pequeños robos, etc. Así que no se trata de la solución ideal de vivienda.

El 56%, sin un hogar estable 
Pero lo cierto es que no hay mucho donde escoger: el mercado inmobiliario en A Coruña sigue al alza, y alquilar resulta un imposible sin recursos suficientes. Según el informe de la Cocina Económica,  realizado entre sus propios usuarios, el 31% convive con familia y amigos, el 22% vive en habitaciones alquiladas. Pero solo el 44% disfrutan de un alojamiento estable. Muchas de estas personas jamás podrán cumplir con los requisitos que les exigen las inmobiliarias como avales, nóminas, seguros de impago, “aun cuando la vivienda no reúna las condiciones mínimas de habitabilidad”.  


La mayor parte de la oferta de alquiler de habitaciones de la ciudad se halla en economía sumergida, lo que significa que casi nunca existe ninguna garantía a la hora de formalizar el alquiler: ni de contrato, ni de recibo que pruebe el pago de la renta. “Hay gente que alquila pisos solo para realquilar habitaciones”, asegura el informe. Según los datos recabados, es habitual que el alquilado ni siquiera tenga derecho a servicios básicos como cocina, lavadora o agua caliente o que la habitación no reúna unas condiciones mínimas de higiene. 

Ingresos medios de 400 euros 
Pero no es que tengan muchas más opciones: el 55% no tiene recursos propios, un 4% consigue dinero trabajando en la industria sumergida, el 30% cuenta con algún subsidio y el 3% tiene un salario, obviamente insuficiente. La media de ingresos es de 400 euros al mes. 


En este estado de cosas, no es extraño que una parte significativa (en torno a un 4%) se decante por ocupar una vivienda. La burbuja inmobiliaria ha dejado tras de sí varias promociones prácticamente completas pero totalmente vacías.  Resultan un lugar aun más insalubre para vivir, pero también son la opción más económica.

La Cocina Económica advierte de un “submercado marginal de alquiler”

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