Los desalojados de Penamoa anuncian la llegada de más familias al campamento

El Ideal Gallego-2011-07-25-003-5dbed6a5 nagore menayo > a coruña
  El asentamiento chabolista de Penamoa se aleja, cada día más, del objetivo de desaparición definitiva que se había marcado el Ayuntamiento. Varias decenas de familias de desalojados volvieron durante los últimos días al poblado, y por ahora no tienen intención de irse.
Tras la reunión interna celebrada en la tarde de ayer, la decisión del grupo fue unánime. “Nos quedamos”, afirmaba tajante David Rivero, uno de sus portavoces. “Ahora estamos un grupo importante, somos más de cincuenta, y no pensamos movernos de aquí, porque no tenemos a dónde ir”, lamentaba Rivero.
A pesar de la presencia policial en la zona, los desalojados, que provienen de varios barrios de la ciudad, han decidido mantener a pies juntillas el campamento improvisado en lo que hasta hace dos años eran sus viviendas. Los primeros gitanos en volver a Penamoa lo hicieron durante la tarde del pasado lunes, tras haberse quedado sin las ayudas municipales para hacer frente al pago del alquiler o la hipoteca de sus viviendas.
“Nos prometieron que nos iban a dar un trabajo y no fue cierto. Hay gente a la que le ha subido la hipoteca hasta 500 o 600 euros y sólo cobran 400. ¡A ver cómo van a pagar!”, se quejaba ayer el portavoz del colectivo gitano.  

Reivindicaciones > Ante esta situación “desesperada”, han decidido volver a Penamoa y dormir “al raso, en sofás abandonados y dentro de los coches, cada uno como puede”, explicaba Rivero. Y seguirán con esta situación hasta que consigan alguna comunicación con el Ayuntamiento. “Esperamos que todo se agilice a partir del martes y que alguien del Ayuntamiento nos haga caso”, afirmaba ayer Rivero.
“Queremos que el alcalde nos dé una respuesta, que nos solucione el tema de nuestras viviendas, porque no podemos seguir así”, lamentó el portavoz.
Mientras tanto, y a pesar de que la presencia policial les impide montar las tiendas de campaña que las primeras familias que volvieron al poblado instalaron hace una semana, ellos continúan sin ceder un ápice en su intención de continuar con el asentamiento. “Todavía nadie está pensando en volver a construir chabolas, pero tenemos que pasar varias noches aquí, así que las tiendas de campaña habrá que utilizarlas”, aseguran. Confían en que la picaresca les permita esquivar la presencia policial y montar las tiendas por la noche y desmontarlas antes de las ocho de la mañana “cuando aún no han llegado las patrullas”, explicaba el portavoz.

Previsión > Si se cumplen las expectativas de quienes integran el campamento de Penamoa, muchas más familias llegarán a partir de mañana. “El martes vamos a ser muchos más”, avanzaba ayer Rivero, sabiendo que tras los tres días festivos, muchas familias tendrían que tomar la inevitable decisión de volver a Penamoa, ante la ausencia de otra alternativa para vivir.
El colectivo espera que el problema del más de medio centenar de personas que se han visto forzadas a abandonar sus viviendas se solucione “cuanto antes”, para lo que solicitan que el diálogo con responsables municipales se inicie a la mayor brevedad.
En aras de favorecer los encuentros con los agentes de los Servicios Sociales, los integrantes del campamento han querido transmitir su “buena voluntad”. “Nosotros hemos alcanzado un compromiso de hacer saber al Ayuntamiento que aquí no hay ningún tipo de delincuencia, ni venta de droga; que lo que necesitamos es una vivienda, para que nuestras familias puedan vivir”, recalcaba el portavoz.
Con respecto a esta polémica, la Asociación del Pueblo Gitano de Galicia ha responsabilizado directamente de esta situación a “Silvia Longueira y a la Fundación Secretariado Gitano, que entre ambos crearon un círculo para echar a los gitanos de las chabolas sin promover un realojo definitivo y una integración real”.
En un comunicado, la asociación afirmaba que “se han saltado a la torera los derechos fundamentales de las familias gitanas que le marca la ley por ser chabolistas. Han sido engañados y obligados a firmar contratos de realojo sin conocer lo que firmaban y en ocasiones han firmado bajo amenazas de quitarles las ayudas familiares que tenían”.

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