Reportaje | La ciudad en la que ninguna especie es forastera

Reportaje | La ciudad en la que ninguna especie es forastera
03 julio 2018 A Coruña.- El Ayuntamiento comenzó la poda de las ramas superiores de las palmeras de los jardines de Méndez Núñez como paso previo para la instalación de dispositivos capaces de detectar la presenci

Esta semana, la Concejalía de Medio Ambiente decidió actuar de forma preventiva ante la amenaza del picudo rojo e instalar detectores en las copas de 75 palmeras de los jardines de Méndez Núñez. Este escarabajo originario de Asia apareció en España por primera vez en Almúñecar en 1993, y se ha extendido rápidamente, así que es posible que pronto se deje ver por la ciudad. Según las asociaciones ecologistas, la prevención es la mejor forma de actuar ante una amenaza, porque una vez una especie exótica invasora se implanta en un lugar, eliminarla es casi imposible.
Los coruñeses están acostumbrados a convivir con el eucalipto o la hierba de la Pampa, y poco a poco se habitúan a la avispa velutina, pero la lista es mucho más larga. Nadie lo sabe mejor que el Grupo Ecologista Hábitat, que lleva años luchando contra ellas en la medida de sus posibilidades. “La gente no se da cuenta del daño que hace cuando libera unos peces o unas tortugas en el entorno. Cree que está haciendo un bien”, se lamenta Andrés Pereira. Pero no solo particulares, sino también empresas e incluso instituciones introducen de forma imprudente especies nuevas que suponen un amenaza para el hábitat. “La uña de gato, por ejemplo, se introdujo para estabilizar los terraplenes pero crece sin control y compite con especies como el brezo o el tojo”, señala Carlos Franco, ingeniero forestal 

Esfuerzo y dinero 
De esta manera, existen especies que han llegado a convertirse en parte del paisaje sin que el público lo advierta. Uno de los lugares afectados es el parque de la Torre, donde la flora y la fauna atlántica retroceden ante los invasores llegados de Asia o América. Fuera de su entorno, suponen un problema con el que es difícil lidiar, porque requiere una gran inversión en esfuerzo y dinero por parte de las autoridades, continuas campañas de erradicación y control. “Ocurre al revés en otras partes. Por ejemplo, nuestro tojo es una especie exótica invasora en Canarias”, explica Pereira. También el jabalí o la trucha común están considerados invasores en otros ecosistemas.  
En algunos casos, las especies invasoras están incluso aceptadas por las autoridades: por ejemplo, la Xunta ha retirado del catálogo de especies invasoras el eucalipto, por el beneficio que supone su venta para la fabricación de papel, o la trucha arco iris. 
También las hay que vienen como “ilegales” ocultas en un contenedor de mercancías o en una simple maleta. “Cada vez viajamos más deprisa, y eso se nota porque antes morían en el viaje, pero ahora no. Es lo que pasó con la avispa asiática”, explica Franco. En el catálogo nacional de especies exóticas invasoras se incluyen más de 180. No existe un catálogo gallego pero existe un libro de plantas invasoras de Galicia que es un libro donde se detallan más  de un centenar de especies.
Todas acaban con las especies autóctonas y muchas se pueden encontrar en A Coruña, colonizando los solares o la periferia, anidando en los árboles o en los tejados. Han venido para quedarse en la ciudad donde nadie es forastero.

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