n Aunque Residencial Finisterre no se convirtió en un problema público hasta que comenzaron a llegar al lugar antiguos chabolistas de Penamoa, lo cierto es que los primeros en habitarlo de forma ilegal fueron cerca de una docena de okupas que se hicieron fuertes en uno de los portales. Sin embargo, a nadie le preocupó: los jóvenes se ocuparon de mantener
buenas relaciones con el vecindario. Algunos incluso son de la zona, así que todo transcurrió con normalidad y, actualmente, la Policía tampoco los somete al mismo control
que a las familias gitanas. Sin embargo, Flores recordó que la orden de desalojo también les afectará a ellos.