El valor de la vivienda usada sigue al alza en la ciudad impulsado por las adquisiciones como una inversión

El valor de la vivienda usada sigue al alza en la ciudad impulsado por las adquisiciones  como una inversión
En la actualidad se venden pisos usados en cualquier barrio de A Coruña | pedro puig

El valor de la vivienda en general, y de los pisos con anterior dueño en general, en A Coruña se ha estabilizado en una subida sostenida debido entre otras cosas a que apenas existe oferta nueva en stock en la ciudad porque el Ayuntamiento no ha facilitado licencias a los promotores. No obstante, desde el sector inmobiliario revelan que otra de las claves de que los costes no bajen es que una buena parte de las transacciones se cierran a modo de inversión porque los coruñeses con dinero ahorrado prefieren conseguir ganancias extra con una renta que tener esos fondos parados en las entidades bancarias.
En el segundo trimestre del año el precio del metro cuadrado de un piso en A Coruña se situó en 1.525,9 euros, una cifra muy similar a la de las casas con más de cinco años de antigüedad. Las de menos tiempo resultan algo más caras pero porque apenas hay oferta, mientras que el mercado de apartamentos usados es cada vez más goloso pues a la mayoría de los coruñeses no les queda más remedio que acudir a este tipo de bienes si quieren convertirse en propietarios.
Aunque se pueden producir pequeñas oscilaciones en los precios, los constructores no descartan que sigan al alza en el futuro si el Gobierno local no les deja edificar –lo poco que se está construyendo contaba con licencia de antes, algo que también muestra la caída a la mitad de los ingresos municipales por este tipo de permisos que denunciaba hace unas semanas el grupo municipal del PP– y los profesionales del ámbito inmobiliario creen que la estabilidad viene dada porque hay bastante demanda.
No solo de familias que vayan a usar esas casas como primera residencia, sino de vecinos que tienen la capacidad económica suficiente para volver a invertir en el ladrillo. No lo hacen a tanto nivel como antes de la crisis, pero sí es creciente el número de personas que comprar una propiedad sin necesidad de contar con ayuda bancaria.
“Es muy difícil predecir lo que ocurrirá pero en este momento el ladrillo es un valor seguro o con una rentabilidad razonable dentro de lo que hay porque los depósitos bancarios y las acciones están a la baja”, reconoce la vicepresidenta del Colegio Oficial de Administradores de Fincas de Galicia, Carmela Lavandeira.
De la misma opinión es el presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de A Coruña, Herminio Carballido, que sostiene que los pisos se han encarecido “porque el dinero no vale nada, lo llevas al banco y pierdes poder adquisitivo”. “Si compras le sacas una renta alquilando y mantienes actualizado el dinero”, incide, comentando que “desde el año pasado se han hecho un montón de operaciones” de este tipo en la ciudad. Los “pequeños ahorradores” ganan más comprando en metálico y usando los pisos viejos para alquilar, porque se “rentabiliza más el capital”.
De lo que tiene más dudas es de qué pasará con la gente que accede a un crédito, debido al debate sobre quién debe hacerse cargo de los gastos de las hipotecas, los resultados judiciales y las medidas gubernamentales.

Más gasto oculto
Eso sí, Lavandeira explica que los inversores no están comprando de cualquier manera. “La vivienda es una inversión más segura pero tampoco a lo loco, depende del precio, la ubicación...”, dice.
En el caso de aquellas personas que acceden a un piso usado en A Coruña para poner en el merado del arrendamiento, normalmente no hay grandes inversiones en arreglos después del desembolso inicial. Sin embargo, para aquellas personas que realizan una transacción para inmediatamente después mudarse, el secretario general de la Asociación de Promotores inmobiliarios de A Coruña, Juan José Yáñez. advierte de que normalmente hay que hacer inversiones a mayores.
“Aunque una vivienda usada suba y suba y suba de precio en muchísimos casos hay que gastar una tercera o cuarta parte en adaptarla para el aislamiento que garantice un mínimo confort por lo que los precios no son significativos del todo”, avisa.
Yáñez enumera otras obras vinculadas con la eficiencia energética, las cocinas, el cambio de carpintería. No obstante, reconoce que los costes podrían seguir subiendo “sino se hace vivienda nueva” como ocurre en el municipio, en donde hay fuga de proyectos al área metropolitana. l

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