“Estando fuera, sentí la necesidad de recuperar lo tradicional mío”

“Estando fuera, sentí la necesidad de recuperar lo tradicional mío”
El coruñés publicará el próximo martes su primer trabajo como Xoel López titulado “Atlántico”

“Atlántico” suena a “novedad”, de lo que Xoel vivió montado en caravana y lo que sintió una vez aparcó la rulot en Buenos Aires para mirar el mar, que era igual que ver Galicia. Por eso, “Atlántico” suena también a morriña en un país de gallegos, del que vuelve para ofrecer su nuevo guiso de canciones. Cocinadas todas a fuego lento.

—A tres días de que salga su disco “Atlántico”, ¿Puede decir que ha sido el trabajo que ha generado más expectación de todos?

—Puede ser que el hecho de tardar tiempo haya generado más interés porque yo era de los de disco por año. Además que la gente intuía algo diferente.

—Con amigos como Lourdes Hernández o Dani Mateo, que promocionan su disco, da gusto.

—Sí. La campaña fue muy curiosa y está bien que los amigos den su opinión. Es una forma diferente porque hablan de algo que el espectador no puede escuchar y de alguna manera, yo me tengo que reubicar aquí porque en estos tres años hice cosas muy puntuales en España. Llevo mucho tiempo sin disco.

—Después de tres años en Buenos Aires con un tournet como “La caravana americana” por medio y tras pisar países como Venezuela, Brasil y Colombia, ¿Cómo ve el mundo y cómo lo ha reflejado en su música?

—Son tantas cosas. El disco es lo que realmente me pasó y en las canciones están parte de las conclusiones, que nunca son finales. No son máximas porque al año, la vida cambia y te tienes que transformar. Uno se tiene que ir adaptando. Pero estos tres años me han dado libertad mental y artística. Me he sentido sin un rol concreto y sin que la gente no me señale con el dedo diciéndome qué estás haciendo. Desde allí pude tener una perspectiva distinta a todo lo hecho anteriormente porque, a veces, cuando estás en la vorágine no tienes ni perspectiva.

—Era algo necesario.

—Todo el mundo necesita parar y verse desde fuera. En mi caso, trabajaba a un ritmo tan frenético que no tenía tiempo para meditar y analizar los movimientos que a veces realizaba por inercia. Pero esto pasa en cualquier ámbito, incluso en el amor. Ocurre que te vas fuera y te das cuenta de que no estás enamorado. La libertad que adquirí se ha reflejado en la parte musical. En el disco están desde la novedad a la morriña. Es mi mejor carta de presentación.

—Hábleme de Buenos Aires. ¿Cómo se vive la música allí?

—Buenos Aires es una ciudad muy especial y abrumadora, donde te encuentras la creatividad en cada esquina porque cualquiera hace algo. No existen prejuicios a la hora de mezclar cosas y aunque esté en América, Buenos Aires mira a Europa. Como gallegos, es la quinta provincia porque escuchas a señoras con acento gallego.

—Y al final todo acaba siendo Atlántico.

—El Atlántico lo une todo. Mi disco es claramente atlántico. Es más bien un reflejo musical de la Galicia que mira a América y de la América que mira a Galicia.

—Después de todo, ¿Se sigue sintiendo poeta en su tierra?

—Me siento muy a gusto tocando aquí y siento que no me he ido porque aunque estuve en Madrid y Buenos Aires, en realidad, he mantenido una relación muy directa con Galicia. A pesar de que siempre me estoy yendo. Pero eso creo que deben decirlo los demás.

—¿Lo podremos ver en directo este año en la playa?

—Ojalá lo pudiera confirmar.

—Pero, ¿Algo hay, no?

—Algo hay pero de momento no es 100% oficial.

—Y después de “Atlántico”, ¿Volverá a hacer las maletas o se quedará para siempre?

—Lo único que sé es que voy a estar en A Coruña más de seis meses. A partir de ahí no sé qué carallo voy a hacer.

—Hábleme de la experiencia de tocar para 25.000 personas en Fortaleza (Brasil).

—Eso fue la hostia porque en medio de mi viaje hippy, los de Legiao Urbana me propusieron participar en un concierto homenaje y tuve cuatro o cinco temas con ellos. El grupo es algo así como Bruce en Estados Unidos y de repente me vi en la playa cantando sobre un horizonte de cabezas. Nunca había hecho algo parecido en España ni creo que lo vaya a hacer.

—Además del ritmo y las texturas, ¿Ha metido instrumentos de allá en el disco?

—Hay elementos sonoros que no están en mis discos anteriores que son más pop rock. Aquí entran los bongós y las congas pero también las cunchas. Estando fuera, sentí la necesidad de recuperar lo tradicional mío. Fue casi un experimento.

—Ha cambiado definitivamente la marca de Deluxe por la de Xoel López, ¿El disco es más suyo que ninguno?

—El hecho de firmar como Xoel es ya de por si una declaración de principios pero siempre lo fui porque mis trabajos han sido siempre el reflejo de lo que fui sintiendo en cada momento. Lo que sí sé es que el Xoel de encima y debajo del escenario es el mismo. No hay distancia porque vivo para la música y no necesito ponerme una careta para cantar.

—¿Por qué dejó realmente el proyecto de Deluxe?

—Lo del nombre es porque me he aburrido de Deluxe y el hecho de abandonarlo justo cuando estaba en el pico más alto fue por falta de tiempo. Me apetecía cocinar un disco a fuego lento.

“Estando fuera, sentí la necesidad de recuperar lo tradicional mío”

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