La Xunta aboga por declarar la Casa del Real Consulado como “monumento”

La Xunta aboga por declarar la Casa del Real Consulado como “monumento”
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En contestación al escrito en el que la Fundación Biblioteca de la Casa Consulado reclamaba a la Xunta que declarase el inmueble como de Bien Interés Cultural, el organismo autonómico les contestaba recientemente confirmando el registro de la petición, pero instando al ente a presentar los documentos oportunos para entrar dentro de la catalogación de “monumento”. Desde San Caetano informaban que esta es la categoría más apropiada teniendo en cuenta la importancia del edificio y los fondos documentales y artísticos que posee.
Y es que este apellido oficial se otorga en función de su relevancia histórica, arquitectónica, ideológica, artística, etnográfica, científica o técnica con la inclusión de muebles, instalaciones y accesorios como parte integrante de la construcción, una definición que encajaría para englobar un cofre arquitectónico donde duerme un manuscrito de Francisco de Quevedo, de 1633; el libro de actas donde aparecen registrados los gastos de la reforma de la Torre, en 1789; o un estudio de los partidos judiciales para convocar las primeras elecciones liberalistas. Aquí posan el paraguas en contenedores de la antigua fábrica de Sargadelos y la propia Fundación Biblioteca de la Casa de Consulado tiene en su dni el récord de años en pie. En concreto, está viva desde el 31 de enero de 1807, 90 primaveras antes de la segunda.
Ante estas peculiaridades, desde la entidad con sede en la plaza de Pintor Sotomayor deberán remitir las partes inmuebles y los bienes muebles documentales que permitan la declaración propuesta por la Consellería de Cultura, a la vez que esta seguirá tramitando los papeles que la puedan condecorar como Bien de Interés Cultural.

abandono
En este sentido, las medallas que lleva recibiendo el bloque por su condición de histórico no cuajan en el Ayuntamiento –ahora que ya es propietario oficial de la construcción– en tanto que las salas nobles de la vieja biblioteca reciben los embistes de los temporales.
Cuentan desde allí que un balcón, que lleva sin sellar años por una obra anterior mal acabada, provoca la entrada de agua cuando llueve en las estanterías fundacionales y un radiador. Estas contienen, a su vez, joyas literarias del siglo XVIII. Explican Amparo Hernández y María José Sánchez que hubo un volumen que se llegó a mojar y tuvieron que instalar un deshumidificador para evitar más daños.
Aunque se presupuestó en su momento una partida para mejorar las instalaciones, esta no incluyó el arreglo de la fachada. Solo se pintó un patio exterior que en su momento Francisco Vázquez puso a disposición de la biblioteca y se reparó el tejado. Lo demás sigue en el mismo estado que en su etapa ministerial.


Humedades
En ese anexo, la humedad ya ha hecho mella en la nueva capa, que se descorchó en poco tiempo y la caja del ascensor supone un peligro al estar a la vista de todos. Amparo y María José cuentan que tan solo una puerta, que se puede forzar fácilmente, separa a los coruñeses de los documentos más importantes.
Las dos llevan reclamando estas mejoras al departamento de Cultura sin que la Casa del Consulado acabe de recibir un saneamiento adecuado.
Del tema de las filtraciones de agua, dicen que vino una vez una técnico e inmediatamente ordenó acercarse al equipo de arquitectos municipales. Sin embargo, la decisión final de María Pita fue postergar la actuación en el tiempo.
En medio del abandono, las veteranas recuerdan como hace años, el ex ministro de Cultura, César Antonio Molina, pensó para el edificio una puesta a punto, que además de corresponder con lo que la biblioteca contiene, tocaría a una difusión de los libros con solera que hoy se pelean por sobrevivir.

La Xunta aboga por declarar la Casa del Real Consulado como “monumento”

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