Los vecinos del Ofimático denuncian inseguridad y suciedad en su barrio

Los vecinos del Ofimático denuncian inseguridad y suciedad en su barrio
Los vecinos están habituados a caminar entre las malas hierbas y la basura que invaden sus calles | pedro puig

El Ofimático recibió a sus primeros vecinos en marzo de 2019 y como ocurre con los recién llegados, está encontrando problemas de adaptación. Los vecinos denuncian inseguridad y suciedad en sus solitarias calles, lo que les hace sentir el abandono por parte del Ayuntamiento. Actualmente, se hallan habitados dos edificios, que suman unos 800 habitantes, pero en el gran espacio urbanizado que existe, con una única conexión con el resto de la ciudad a través de la rotonda de Eirís, padecen un claro aislamiento. La lista de quejas vecinales es larga: robos en coches, sustracciones en las obras y basura. 

“Yo tenía el coche frente al portal y cuando me desperté, descubrí la puerta forzada y el interior revuelto”, comenta una víctima, que asegura que vive en un “barrio fantasma”. “Se atreven a venir a robar frente a una cooperativa en la que viven muchos policías, porque ven todo esto dejado de la mano de Dios”. Puede que este robo, que tuvo lugar el mes pasado, sea el primero en el interior de un vehícuo registrado en este barrio, pero los vecinos  

Sin embargo, denuncian movimientos sospechosos en los solares en obras que se levantan alrededor de sus casas. “Se ven movimientos raros, coches que paran y miran y dan cinco o seis vueltas y alguno les tenemos espantado”, aseguran. 

Abandono total 
Pero el aislamiento no genera solo inseguridad. También hace que sea más difícil acceder a los servicios de los que disfrutan otros barrios, con más población y más conectados con el tejido urbano. Por ejemplo, lo que respecta a la limpieza y saneamiento de las calles. “Nosotros llamamos al Ayuntamiento cada dos por tres y no nos hacen caso”, se queja un vecino: “Hay abandono total”. 

Como ejemplo de ellos ponen la falta de papeleras. “Solo hay una en todo el Ofimático –asegura el mismo vecino–. Está llena desde hace tres meses, pero no viene nadie a vaciarla”. 

Otro problema, que el Ofimático comparte con el resto de la ciudad, es el de las deyecciones caninas, pero con algunas características particulares. “Como no hay papeleras, la gente mete las cagadas de perro en las bolsas, pero luego las tiras a las jardineras, y están llenas”, aseguran. Afirman que incluso han llegado a retirar los excrementos y las malas hierbas . 

El abandono es progresivo, así que los vecinos aseguran que las zonas verdes acumulan más basura, como latas de cerveza. y por la noche, bolsas con comida rápida... Todo, en medio de una maleza cada vez más alta y que ya crece entre las rendijas del asfalto y las aceras. “Yo, barrendero nunca vi ninguno”, asegura un residente. Eso sí, reconocen que la basura se recoge puntualmente “aunque tardó dos meses en ponerse en marcha”. 

Es más, aseguran que hay gente que acude buscando la soledad del Ofimático, para beber (de ahí las latas de cerveza) o para consumir drogas. A esto se añaden otras molestias propias de las zonas de obras como clavos y otros objetos puntiagudos que llegan a pinchar los neumáticos de los vecinos. 

Carreras ilegales 
Por último, está el problema del aislamiento en el que se siente los vecinos del Ofimático, un barrio que “ni siquiera aparece en 
Google”, según dicen ellos. Cuando se conecta el navegador, este indica al usuario que acceda al barrio pasando por Matogrande y a través de Juan Díaz Porlier. “Pero allí está cortado. Parece que vivimos Chernobyl”, señala un vecino. Esteban Velasco, presidente de la asociación de vecinos del barrio de Matogrande, reconoce que tienen “toda la razón” al quejarse y asegura que allí también se realizan carreras ilegales aprovechando las calles largas. 

No solo la calle de Juan Díaz Porlier permanece cortada al tráfico. También el puente peatonal que permite salvar la línea férrea que separa ambos barrios permanece cerrada, a pesar de que tanto el Ayuntamiento como el Adif llevan tiempo pasándose la pelota entre ellos, aludiendo que es el otro el que aprobar la apertura. 

A estas carencias, se suma la de la falta de representatividad ante las instituciones como el Ayuntamiento. El Ofimático no tiene asociación, pero el plan es unirlo que les represente la de Matogrande, un barrio donde residen más de cuatro mil personas. Ambos núcleos parecen destinados a entenderse, puesto que en el Ofimático no hay cafeterías, ni bares, tan solo un supermercado y Velasco parece estar de acuerdo.

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