Touriño desmenuza su gobierno, teñido de deslealtades y traiciones

Touriño desmenuza su gobierno, teñido de deslealtades  y traiciones
el expresidente de la xunta emilio pérez touriño escribió un libro sobre sus años de gobierno efe

El expresidente de la Xunta Emilio Pérez Touriño retrata en su libro de memorias, “O futuro é posible”, el “tiempo de cambio” de los gobiernos de Manuel Fraga al de la coalición que dirigió él acompañado con el Bloque. Más que analizar aquellos años al mando de la comunidad desde el 2005 al 2009, a lo largo de sus confesiones realiza un lamento de las deslealtades y traiciones que afirma que sufrió en ese período, sobre todo desde las filas de su propio partido.

Pese a que reconoce que su llegada a la secretaría xeral del PSdeG otorgó cierta estabilidad al partido, el exlíder de los socialistas afirma años después que “la bicefalia de equipos” –desde Madrid y Galicia– llevando la campaña electoral de 2005 “funcionó bastante bien”, no ocultaba “la debilidad” organizativa.

En concreto, se refiere al mando de la campaña de aquel año 2005 que compartían desde Madrid el entonces secretario de Organización del PSOE José Blanco con su homólogo en el PSdeG Ricardo Varela. Sin embargo, años después cuando ya comenzaba la carrera hacia las urnas de 2009 Touriño se vio envuelto en los mismos errores y problemas.

 

galicia y madrid

Relata Touriño que la campaña electoral de 2009 nació truncada por las disputas entre José Blanco, partidario de que fuese una agencia de publicidad la que se encargase de realizar el diseño, y Ricardo Varela y Mar Barcón, que pretendían que fuese una empresa de la comunidad. “La disputa por quien encargaba y contrataba la campaña fue muy fuerte”, escribe.

En aquel mes de diciembre de 2008, con los plazos muy ajustados para realizar los encargos, cuenta Touriño que José Blanco le presionaba para que dejase la campaña en sus manos, mientras desde Galicia Varela y Barcón le decían al presidente que había tiempo de sobra.

Califica de “golpe de mano” del partido los meses previos a las elecciones

“Con la disculpa de que aún era prematuro, nunca llegaron a pasarme nada y un buen día, a mediados de diciembre, me dijeron que tiraban la toalla y que era mejor que se encargase Blanco”, explica Touriño, quien da a entender que se vio inmerso en un diseño que no le convencía.

Como prueba de aquellas deslealtades, relata Touriño que casi se presenta a la reelección sin programa electoral, ya que a falta de pocos días solo contaba con “cientos de notas” que hubo que rehacer y darle forma para lo cual tuvo que pedir la ayuda de Dolores Villarino, presidenta del Parlamento y que “fue excluida de las listas” por Abel Caballero, para que junto a Xaquín Fernández Leiceaga y María José Caride elaborasen un programa.

Touriño tampoco se queda corto al culpar al aparato del partido de dejar fuera de los actos electorales a los conselleiros y dar prioridad a los responsables de las ejecutivas provinciales; en concreto a Ricardo Varela, Manuel Vázquez y Modesto Pose.

La polémica que adornó la campaña con las acusaciones de “lujo y despilfarro” de Touriño, rodeado de muebles caros y coches blindados de alta gama no encontró contestación por parte del aparato del partido, algo que el candidato considera que fue un “disparate”. “Guardo el peor recuerdo de aquella campaña”, se lamenta de aquellos días a los que no duda en calificar como “golpe de mano de un aparato (del partido) para quien era más importante que ganar o perder las elecciones, debilitar a un secretario xeral que no controlaban… y que temían que iniciase una renovación… que pasase por ellos”.

De este modo Touriño dice verse envuelto en unas elecciones que él no quería y que casi le fueron impuestas por José Blanco, a quien hace responsable de incitar una carrera electoral de siete meses que comenzó en el mes de agosto con la filtración de que era necesario un adelanto dando pie a que, de esta forma, sus socios de gobierno iniciasen un camino por separado y que sus conselleiros de confianza se viesen apartados de la campaña en favor de los líderes locales, que no eran de su confianza, y de ministros de Zapatero que “no eran conocidos en Galicia”.

 

Touriño desmenuza su gobierno, teñido de deslealtades y traiciones

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