El nuevo plan estratégico de Repsol lanza a la compañía al mercado eléctrico

El nuevo plan estratégico de Repsol lanza a la compañía al mercado eléctrico
Antonio Brufau y Josu Jon Imaz conversan antes de presentar el plan estratégico de Repsol | Javier lizón (efe)

Repsol destinará 2.500 millones de euros en su nuevo plan estratégico a 2020, cuya cifra de inversión total en el periodo asciende a 15.000 millones de euros, para impulsar su crecimiento en negocios energéticos de bajas emisiones de CO2 y consolidarse así de cara al largo plazo en el comercio minorista de gas y electricidad, así como de generación eléctrica.
En concreto, a pesar de que esta actualización de su hoja de ruta llega hasta 2020, el grupo dirigido por Josu Jon Imaz mira más allá y prevé que con esta inversión podrá alcanzar en el horizonte de 2025 los 2,5 millones de clientes minoristas de gas y electricidad en España, con una cuota superior al 5%, y una capacidad de generación baja en emisiones de 4.500 megavatios (MW).

Transición energética
Repsol se fijó este camino a la transición energética en la que contempla objetivos ambiciosos en cuanto a su participación en el mercado basado en el desarrollo del gas y la generación baja en emisiones. En el caso del mercado mayorista de gas estima alcanzar una cuota del 15% a 2025.
De acuerdo con su compromiso en la lucha contra el cambio climático, Repsol reducirá sus emisiones de CO2 en 2,1 millones de toneladas en 2020 respecto a 2016, incluso en una fase de crecimiento como la que afronta la compañía.
La compañía prevé unas inversiones de 15.000 millones de euros a lo largo del periodo, de las cuales el 53%, unos 7.900 millones de euros, se destinarán a upstream (exploración y producción) y el 45% restante, más de 7.000 millones de euros, a su negocio de downstream (refino, química y marketing) y esos activos de baja emisión.
En el caso del upstream. alrededor del 60% de esta cantidad se destinará a proyectos de crecimiento y a exploración, para incrementar la producción y garantizar un nivel de reservas óptimo a medio y largo plazo, y se priorizarán los proyectos onshore (en tierra) y en aguas someras.

Así, las principales inversiones se concentrarán en el crecimiento orgánico, en activos ya existentes, que no requieren de importantes desarrollos, son grandes generadores de caja y permitirán aumentar la producción a corto plazo, como Sagari (Perú), Marcellus, Eagle Ford y Buckskin (Estados Unidos), Yme (Noruega), Bunga Pakma y Kinabalu (Malasia), Corridor (Indonesia), NC-115 y NC-186 (Libia) y Reggane (Argelia).
En lo que respecta a la política de dividendo, el grupo refuerza su apuesta por seguir aumentando la retribución al accionista, hasta alcanzar un euro por acción en el año 2020, mediante la fórmula de scrip dividend, junto con un programa de recompra de títulos que evitará la dilución de quienes opten por cobrar en efectivo.
En la retribución al accionista, el grupo dibuja una media anualizada del 8%, hasta 0,95 euros por acción en 2019 y recuperar ese nivel de un euro en 2020 que la petrolera tuvo que revisar en 2016 para digerir la compra de la canadiense Talisman y por el entorno de precios bajos del crudo. El grupo prevé que el plan estratégico 2018-2020 podrá autofinanciarse a 50 dólares/barril crudo Brent.

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