La Policía Nacional potencia su servicio de informática forense en Lonzas

La Policía Nacional potencia su servicio de informática forense en Lonzas

“Antes ibas a un registro y traías documentos y tarjetas de visitas. Traías papel, y ahora traemos ordenadores”, comenta el inspector jefe de la Brigada Provincial de Policía Científica de A Coruña, José Riveiros. Los ordenadores se han hecho indispensables en el día a día, y forman una parte muy importante de la investigación policial que, a través de los datos almacenados en ellos pueden descubrir una gran cantidad de pista. Por eso la sección de informática forense de la brigada se ha consolidado en los últimos años, a pesar de los recortes presupuestarios. Cuando Riveiros llegó a su puesto, solo había una persona que se dedicaba a esta tarea, entre otras. Hoy son tres los miembros que se dedican por entero a esta función. 
“Tenemos un servicio de informática forense que está funcionando muy bien”, asegura Riveiros. Aunque Lonzas es conocido sobre todo a nivel de Policía Científica por su laboratorio de ADN, que se encarga de cubrir las necesidades policiales de toda la zona norte de España, el que más crece es el departamento de informática forense. “Sí es cierto que hoy los temas de análisis de ordenadores y ahí hay muchos asuntos”, reconoce el jefe provincial. En las dependencias de la Brigada, los policías examinan los ordenadores confiscados a sospechosos y los desnudan para que los investigadores puedan tener acceso a todos sus secretos. 
No solo el soporte. Estos auténticos hackers policiales se encargan de averiguar las claves y contraseñas que les dan acceso a todos los archivos.  Y en contra de lo que cree la opinión popular, no basta con poner la fecha de nacimiento del sospechoso para abrir el archivo deseado. 

por detrás
“En esto, como en casi todo, vamos por detrás”, reconoció el jefe de la brigada provincial de la Policía Científica. La informática forense es una parte del trabajo policial que exige un reciclaje constante y una formación continua de los agentes para no quedarse atrás. “Los aparatos electrónicos cambian cada día y lo que hoy sirve, mañana no. Hay cuarenta marcas, algunos están registrados, otros no”, explica Riveiros.  Es por eso que se trata de  un trabajo lento y permanente, y el que más cuesta dominar. “Porque además, los recursos económicos con los que contamos son limitados”, añade. 
Pero a pesar de todas las dificultades, o quizá debido a ellas, Riveiros se muestra muy satisfecho de como está funcionado la pequeña sección: “En estos momentos están a pleno rendimiento”. Aunque no lo hacen todo, porque algunas tareas se delegan en la central de Madrid, que cuenta con más medios. De esta manera, especializándose, consiguen ser más eficaces a la hora de moverse por ese laberinto de unos y ceros que constituye el ADN informático.

La Policía Nacional potencia su servicio de informática forense en Lonzas

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