Teatro de La Abadía hace una parada por el corazón para rescatar a “El Principito”

Teatro de La Abadía hace  una parada por el corazón  para rescatar a “El Principito”
inma nieto y josé luis gómez protagonizan hoy y mañana la obra

Lo decía el zorro: “Lo esencial es invisible para los ojos”. Pero no para el corazón, que es la fuente inspiradora de esta historia. “El Principito” llega hoy y mañana a las 20.30 horas al Rosalía en una versión teatral donde el clown y las palabras hacen magia sobre las tablas. Más aún si la pequeña criatura que descubre los hilos que manejan el mundo es interpretada por un actor que supera el metro de altura y presume de tener canas.

Y es que cuando el veterano José Luis Gómez vio por primera vez la obra del director Roberto Ciulli pensó que hacer de “El Principito” sería el mejor regalo que le podía hacer a su hija. Una vez que se hizo con el papel, el actor e Inma Nieto, su compañera de viaje, saben que cada función es un regalo pero no solo para la hija de José Luis sino para todos los espectadores. Bajitos y grandes. Que entran por el teatro escapando “de un bombardeo de estímulos falsos”, dice la actriz, que esquivan lo esencial. Que aquí es la masa del pastel.

La mujer hace de todo cuanto el pequeño gran hombre se encuentra por el camino. Del desfile de personajes que tiene que interpretar, Inma se queda con la flor por eso de que coincide con una etapa del protagonista en la que está en su máximo esplendor y la serpiente, por lo opuesto. De un guión “cebolla”, que “tiene un montón de capas como el libro pero que cada uno, según la edad que tenga, se va quedando con unas o con otras”.

Es así como Teatro de La Abadía introduce la vida de Antoine de Saint-Exupéry en la historia más conocida del escritor. Para hablar subliminalmente del exilio que tuvo que padecer: “Él también tuvo que marchar de su planeta París”. Son capítulos que la pareja va intercalando entre aparición y aparición como un viaje de la propia vida del autor, en el que tuvo como copiloto a su esposa Consuelo. Inma Nieto cuenta que esta relación perfectamente tormentosa da pie a establecer un paralelismo entre las órbitas del mundo inventado y el real. En ambos, el libro que está en el podium de los más leídos sigue teniendo actualidad.

Y como su etiqueta de universal indica, provoca “muchas interpretaciones” que lo siguen alimentando. En una puesta en escena sencilla de idas y venidas, de amores y desamores donde Inma es como Consuelo y coge de la mano al Principito hasta que se convierte en reptil. Que es como decir “muerte”. O final de un viaje que tiene como estación principal el corazón. Bombeando bien fuerte. De esta forma, el teatro pasa por ser aspirina. Efímero y transformador.

Teatro de La Abadía hace una parada por el corazón para rescatar a “El Principito”

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