En Marea cumple una semana inmersa en su peor crisis y sin saber aún cuándo retomará sus primarias

En Marea cumple una semana inmersa en su peor crisis y sin saber aún cuándo retomará sus primarias
El primer calendario electoral de las primarias de En Marea sigue colgado sin cambios en su página web | aec

Hace una semana que la actividad orgánica de En Marea se paralizó. Fue justo cuando terminaba la campaña electoral para el Consello das Mareas, el viernes 30 de noviembre y con la vista puesta en las 09.00 horas del día siguiente, cuando debían empezar las votaciones para elegir a un nuevo líder para la formación rupturista, David Bruzos, o seguir confiando en el actual portavoz orgánico y parlamentario, Luís Villares. La alarma saltó a eso de las ocho de la tarde: las primarias de En Marea quedaban suspendidas. Una semana después, cuando el partido tenía que estar dando forma a su nueva Ejecutiva, la realidad es muy diferente: todavía no se ha votado ni hay horizonte temporal para hacerlo.
Después de una campaña tan corta como dura, en la que se evidenció la ruptura en dos de En Marea que se había empezado a escenificar en el plenario del mes de octubre, el futuro de En Marea quedaba suspendido en el aire después de una decisión de su Comisión de Garantías, el órgano “garante e intérprete de la normativa interna y de los acuerdos plenarios”, según define la propia formación.

Señalaban desde este ente a diversas “irregularidades” que ponían en duda que las elecciones internas se pudiesen celebrar con garantías. Así, se referían a problemas técnicos como que la configuración de la papeleta impedía realizar “las pruebas de seguridad”, que no cabían los nombres de todos los integrantes de las candidaturas o que no se sabía qué locales físicos acogerían la votación presencial.

Acceso “irregular”
Sin embargo, lo más grave era una presunto acceso “irregular” al censo. Según relataron tres miembros de la Comisión de Garantías –Adrián Acción, Chema García y Manuel Nogueira–, el responsable legal del partido frente a la Agencia Española de Protección de Datos, Gonzalo Rodríguez –miembro de la coordinadora y cercano a Villares–, no pudo acceder al censo por un período de 24 horas. Este hecho fue denunciado ante la Agencia y Garantías procedió a encargar una auditoría para conocer lo sucedido. Rodríguez señaló que en el acceso no autorizado de una persona del Comité Electoral –controlado por los críticos con Villares–, además, se produjo una vulneración en la protección de datos.

Y es precisamente en este ámbito donde se situó el segundo cisma de En Marea: la pugna entre los dos bandos. Por ello, el Comité Electoral intentó que se mantuviesen las elecciones –de hecho, se llegaron a abrir en la página web a primera hora del viernes 1 de diciembre, cuando estaba estipulado, para cerrarse al cabo de un par de horas– basándose en el hecho de que la Comisión de Garantías estaba en funciones y además no tenía competencia para paralizar las primarias. Ahí llegó también la primera acusación directa: “Pucherazo”. Llegó del lado del Comité Electoral dominado por críticos con la gestión de Luís Villares, los mismos críticos que lograron cerrar a última hora del viernes 23 de noviembre, al borde del cierre, una candidatura dominada por el nuevo Podemos Galicia de Antón Gómez-Reino y encabezada por el exdiputado estatal David Bruzos.

A las primeras horas de cruce de acusaciones siguieron varios días de dardos entre ambos bandos de En Marea, mientras las elecciones seguían paralizados y unos apostaban por regresar cuanto antes a las urnas –los de Bruzos– y otros por esperar a todos los informes necesarios para poder hacerlo con las garantías precisas –los de Villares–. Con el panorama liado de tal manera no fue hasta este pasado martes cuando se produjo la primera reunión entre ambas facciones. Críticos y oficialistas se sentaron a la mesa para intentar fijar una fecha para poder desarrollar los comicios, después de las primeras valoraciones de la Comisión de Garantías, que en el momento de anunciar la paralización de las elecciones internas situaba el horizonte en un par de semanas, aproximadamente.
Así las cosas, En Marea lleva ya una semana de retraso sobre el calendario previsto y sin una fecha fijada para retomar el trabajo orgánico. Y eso que los comicios se adelantaron para que no coincidieran con la precampaña de las municipales. Sin embargo, la falta de acuerdo pone en riesgo que los rupturistas tengan nueva dirección antes del fin de 2018. l

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