“En España no tenemos petróleo, solo turismo y talento quizás”

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manuel esteller biólogo investigador

Manuel Esteller inauguraba ayer un ciclo en la Fundación Caixa Galicia sobre la ciencia con una charla donde habló de una especie de Masía para la biomedicina en Barcelona, de la que ya han salido cuatro fármacos para reprogramar tumores. Una especie de oasis en medio del desierto.

entrevista de marta garcía márquez

Manuel Esteller siempre fue un niño curioso. Por eso, eligió la medicina pero no para despachar fármacos sino para pensarlos. Quizás porque siempre le gustó descubrir cosas, el científico se encierra en su laboratorio de epigenética con la esperanza de que algún día lo que tiene entre manos sirva para que un nombre y su historial salgan limpios por la puerta de un hospital. Aunque tenga que esperar.
—Supongo que los tiempos actuales no están hechos para la ciencia, que no entiende de inmediatez ni de resultados rápidos.
—Existen muchos tipos de gente, los hay que quieren hacer el bien instantáneo y los científicos, que estamos en una segunda categoría porque igual de algo que empezamos hace cinco o diez años,  conseguimos ahora el beneficio.
—En Barcelona su centro biomédico es una especie de Masía para la ciencia.
—En los últimos quince años, sellamos un proyecto con una base sólida y de distintos colores políticos sobre la investigación biomédica, donde está englobada Barcelona y Cataluña. Es un caldo de cultivo importante de cara a la formación de los profesionales, que se ha dotado con los recursos adecuados.
—Y ahora son los de fuera los que están interesados en visitar sus laboratorios.
—Esto es clave, el cáncer no es una enfermedad concreta. Por eso, es importante que haya un científico de Nueva York, uno de Barcelona y otro de Roma con formas de pensar diferentes.
—¿El hecho de haber estado en Estados Unidos y Escocia es bueno para tener otra perspectiva? ¿España tiene mucho que evolucionar en este sentido?
—Empecé en una época de desierto, en la que todos marchaban al extranjero. En la actualidad, muchos han vuelto y nuestros centros de investigación se pueden comparar con los de otros países. Es hoy el día en que los ingleses y alemanes quieren venir a nuestros laboratorios. De ahí que sea necesario que esto se mantenga porque con la excusa de esta crisis hipotética, paralizar el proyecto supondría una involución de diez a quince años y un nuevo desierto científico.
—¿Los recortes presupuestarios han hecho mucho daño al I+D?
—Han recortado ligeramente en un 10% la inversión, un porcentaje que no ayuda a descender el paro, ni a generar riqueza. En Alemania no han reducido nada en sanidad y es uno de los motores europeos. En España no tenemos recursos naturales grandes, ni petróleo, solo turismo y talento quizás.
—¿Qué es lo último que han investigado?
—Estamos estudiando el genoma oscuro, que es un 5 0 10 % de genes que no son los típicos y nos pueden dar una idea de toda esa biología que desconocemos a un nivel más íntimo. Tenemos un fármaco que actúa contra ese genoma, lo estimula y hace como un efecto antitumoral. Puede ser una punta de lanza de otros fármacos que vendrán.
—Pasa que muchos proyectos se acaban abortando.
—Existen factores como que sea excesivamente caro, o muy tóxico para el paciente y que no lo tolere o que sea muy difícil de obtener. Igual pasa que hay otro fármaco que lo mejora. De todas formas, es un proceso que suele llevar unos diez años aunque se pueda probar mañana. No todo lo que se descubre acaba llegando a los pacientes.
—¿Cree que algún día se descubrirá un fármaco letal contra el cáncer?
—En mi laboratorio, tenemos cuatro fármacos epigenéticos para leucemias y linfomas, que reprograman los tumores en el sentido de que los alteran y les recuerdan a esas células que antes eran sanas, como una especie de antivirus para el ordenador.
—El caso es que la gente se sigue muriendo de cáncer.
—Hoy en día es curable el 60%, que supone más de la mitad de los casos. Es cierto que todos los cánceres tienen una base común pero son distintos. En el caso del de mama, los avances han sido brutales porque hace 20 años la mortalidad era muy elevada. Otros, sin embargo, siguen cayendo como los de cerebro, páncreas y pulmón, en los que también podemos hacer algo como dejar de fumar.
—Y si es tan malo fumar, ¿Por qué lo permite el estado?
—La ciencia es más sencilla que la política. Hay decisiones que son poco científicas y está claro que hay un beneficio económico. El tabaco es un síntoma de madurez de las sociedades. Fue muy popular en Estados Unidos y se mudó a Europa, pero ya está desapareciendo. Ahora se va a Asia, donde habrá una ola de cáncer de pulmón muy grande.
—¿El hombre viene con una fecha de caducidad impresa como un yogur?
—El ser humano vino siempre con una fecha de caducidad y ahora que vivimos de media unos 85 años, tenemos más tiempo para tener un cáncer y para que aparezcan mutaciones y alteraciones.
—La epigenética estudia una serie de modificaciones externas que tienen que ver con el ambiente que rodea a esas células. ¿Qué factores aceleran los tumores?
—Están las irradiaciones, el tabaco y determinados aditivos industriales de la dieta.
—¿El estrés influye?
—El estrés es más difícil de medir y no hay una ciencia dura para demostrar que influye.

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