Vuela, Otero, vuela

Vuela, Otero, vuela
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El Fabril se subió a la moto de Otero para ganar al Silva en el derbi coruñés y dar un paso de gigante en la lucha por el playoff de ascenso. El delantero colombiano, protagonista indiscutible del encuentro con un doblete, brilló en los momentos importantes y metió una o dos marchas más que la defensa visitante, incapaz de frenarle en carrera. El filial se vengó de la derrota encajada en el duelo de la primera vuelta, pero el Silva nunca bajó los brazos y en la segunda mitad se fajó atrás y merodeó el empate en varias oportunidades.
El guion esperado se cumplió desde el principio. El equipo de Javier Bardanca apenas incomodó al Fabril, que llevó el peso del partido a través de la posesión. En ocasiones lo hizo sin profundidad y en otras sorprendió con precisión y velocidad. El Silva avisó primero, pero sin fuerza. Brais cabeceó una falta frontal de Marcos Gómez, pero el remate acabó plácidamente en las manos de David, que volvió al once inicial tras seis jornadas en el banquillo. El filial deportivista respondió en el acto tras una larga combinación. Álex Corredera –exquisito en el golpeo de balón– se filtró entre líneas y encontró a Otero con un pase interior. El punta se plantó ante Guillermo, pero el meta visitante desvió a córner con el pie izquierdo.
La oportunidad del colombiano activó al Fabril, que encaró los mejores minutos de la primera mitad hasta el 1-0. Antes avisaron Óscar con un disparo desde fuera del área –Guille detuvo sin problemas– y Álex Corredera con un libre directo que se escapó por encima del larguero. Decía esta misma semana Brais, ‘9’ del Silva y discípulo de Manuel Mosquera durante su etapa en el Laracha, que los equipos del técnico coruñés son inescrutables –“juegan igual de bien cuando hay que pegarle para arriba y cuando hay que tocar la pelota”–. Y el filial, que apuesta principalmente por la conservación del balón, se adelantó en un pelotazo. Otero ganó la disputa a la altura del banquillo visitante, le arrancó las pegatinas a Toni Insua en una conducción de vértigo, recortó hacia su perfil bueno ante Miguel Muñoz y definió al palo largo. Un golazo que hacía justicia al buen momento de su equipo.
La ventaja en el marcador apagó a los locales, que apenas volvieron a pisar el área. El Silva, que nunca se rinde, tampoco llegó a la zona de peligro con el balón. No es un equipo preparado para hacerlo, pero sí que entiende el fútbol a la perfección desde las esquinas. Y así cayó el empate: Marcos Gómez botó un córner que Joao prolongó en el primer palo, Beto tocó de cabeza en el segundo y Diego Cuesta finalizó con una chilena. Un golazo con matices porque la defensa del Fabril sobre el balón parado fue un despropósito.
El empate cambió el dibujo del encuentro justo antes del descanso. Pero el paisaje mudó  de nuevo a los diez minutos de la reanudación. Callón, extramotivado ante su exequipo, perdió el balón en campo propio, Pol Calvet ganó terreno y asistió entre líneas para la carrera de Otero, que regateó a Guillermo y marcó a portería vacía.
Con el 2-1 desapareció la mejor versión del filial y el Silva, ejemplo perfecto de equipo batallador y otros tópicos, acarició la igualada con varias opciones claras de gol, la más clara y discutida un tanto anulado a Rebollo por fuera de juego de Miguel Muñoz. El derbi se decidió antes en dos carreras del más rápido del lugar. Vuela, Otero, vuela.

Vuela, Otero, vuela

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