El mayor punto de venta de heroína de la ciudad desaparecerá antes del verano

El mayor punto de venta de heroína de la ciudad desaparecerá antes del verano
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Las viviendas de San José, situadas en la carretera a Meicende, llevan más de una década siendo un punto negro de tráfico de droga, sobre todo de heroína. Y, tras la desaparición de Penamoa, se ha convertido en el principal lugar de venta de este narcótico en la ciudad junto con las viviendas de Orillamar. Ni siquiera las redadas periódicas de la Policía Nacional han conseguido solucionar el problema. El Ayuntamiento anunció hace tiempo que demolerá las ruinosas casas, y ayer el concejal de Urbanismo, Juan Díaz Villoslada, anunció que antes de que comience el verano, las excavadoras habrán arrasado todo. Ya han finalizado las actas de ocupación y ahora los servicios técnicos están terminando de redactar el proyecto de demolición: “Estará pronto y será una demolición rápida, porque vamos a actuar lo más pronto posible”, prometió el responsable.

El Gobierno local da cumplimiento así a un proceso que se inició antes de este mandato, y que se ha alargado muchos años durante los cuales, el clan gitano procedente de Penamoa que se instaló en las casas ha sido el dueño absoluto del lugar. Solo los que se detenían para comprar droga eran bienvenidos y cualquier extraño era mirado con recelo y expulsado. Por ejemplo: la Fundación Érguete, que desarrolla el programa Sísifo de intercambio de jeringuillas para evitar la propagación de enfermedades entre los toxicómanos, suele trabajar cerca de los puntos de venta de droga, pero sus miembros fueron expulsados de allí a mediados del año pasado.   

Redadas 
En los últimos diez años, la Policía Nacional llevó a cabo dos grandes redadas contra este punto negro: una en 2012, cuando varios integrantes del clan (la mayoría, hijos de la matriarca) acabaron en la cárcel aunque solo se consiguieron hacer con 60 dosis de cocaína y cinco de heroína. Tampoco “Margen”, la redada del 24 de noviembre de 2018, consiguió incautarse de un gran alijo si tenemos en cuenta que se calcula que el clan maneja cuatro kilos de heroína al año: apenas 20 gramos de esta sustancia y otros tantos de cocaína. 

Esto se debe a que el clan toma precauciones y nunca acumula más droga en las ruinosas casas que las que puede vender de forma inmediata, sino que la van trayendo poco a poco de otro lugar seguro por una hija de la jefa de la organización, la cual acudía con su pareja. Pese a todo, hubo nueve detenidos, pero dos eran menores, y otros tres fueron puestos en libertad. 

En O Castrillón 
Por otro lado, Villoslada también recibió recientemente a los vecinos de la asociación del barrio de O Castrillón, que quieren que se adopte la misma medida para las casas ruinosas de su barrio, situadas entre las calles de Antonio Ríos y Casanova de Eirís. El concejal reconoció que es un lugar “conflictivo, de drogadicción donde tenemos que trabajar. A los vecinos les preocupa y a nosotros también”. 

Pero la solución tardará en llegar mucho más que en San José, como reconoció el propio Villoslada: “Urbanísticamente también tenemos que actuar, pero ahí hay que ver cual es la situación y ver hasta qué punto actuamos”.

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