Piden 50 años para un hombre por agresión sexual a su hijo y dos amigos

Piden 50 años para un hombre por agresión sexual a su hijo y dos amigos
Llegada a la Audiencia Provincial de Lugo del acusado | eliseo trigo (efe)

Un vecino de Friol, de poco más de cincuenta años de edad, se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial de Lugo como acusado de un delito continuado de agresión sexual a su propio hijo y a dos amigos de este, así como de intentar abusar de otra chica, cuando todos ellos eran menores de 16 años, unos hechos por los que el fiscal solicita una pena que se acerca a los cincuenta años de cárcel. Los hechos habrían sucedido, según el Ministerio Fiscal, entre los años 2014 y 2016, cuando el acusado supuestamente agredió sexualmente en varias ocasiones a su propio hijo y obligó a los otros dos menores a realizarle felaciones en el garaje del domicilio familiar.

Según la Fiscalía, intentó hacer lo mismo, en septiembre de 2015, con otra amiga de su hijo, a la propuso mantener relaciones sexuales, pero cuando ella se negó, supuestamente la introdujo por la fuerza en un portal, aunque la chica, que entonces también era menor de 16 años, logró huir.
El Ministerio Fiscal solicita para el acusado quince años de prisión por cada una de las supuestas agresiones sexuales, así como la prohibición de acercarse a cualquiera de los menores a menos de un kilómetro durante 16 años, además de una indemnización de 100.000 euros para su hijo y de 50.000 euros para cada uno de los dos otros menores. También pide una pena de tres años y cuatro meses de prisión por el intento de agresión sexual a la niña y una indemnización de 6.000 euros para ella.
En el transcurso de la vista oral, el acusado negó los hechos, aunque reconoció haberle enseñado el pene a través de una red social a una amiga de su hijo.

“Incoherencias”
En cuanto a su hijo, dijo que estaba “volcado” en él y negó haberlo agredido sexualmente cuando vivía con el chico, después de separarse de su madre, y con sus abuelos. Aseguró que lo “quería”, que mantenía con el niño una “relación” que “era buena” y que “nunca” abusó de él, además de decir que el menor presentaba ya desde los “ocho o los nueve años” comportamientos “que no eran normales” para alguien de su edad, lo que lo llevó a tener que ir “al psiquiatra y al psicólogo”.
Desde su punto de vista, esas supuestas “incoherencias” en las declaraciones de las víctimas deberían haber sido “tenidas en cuenta” a la hora de decidir si su cliente “permanecía o no en prisión”, porque tenía derecho “a la presunción de inocencia”.

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