Trump y Kim inician con su cita un nuevo capítulo tras décadas de tensión

Trump y Kim inician con su cita un nuevo capítulo tras décadas de tensión
Trump y Kim dan un paseo por los jardines del hotel Capella, donde se celebró su histórica cumbre, en Singapur | Kevin Lim (efe)

Tras casi siete décadas de tensa enemistad, Estados Unidos y Corea del Norte abrieron ayer un nuevo capitulo en sus relaciones con una cumbre en la que sus líderes acordaron que Pyongyang abandonará su programa nuclear mientras Washington le garantiza su supervivencia.
El presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong Un, protagonizaron ayer en Singapur, ante la atenta mirada del mundo, la primera cumbre de la historia de los dos países y consiguieron dejar atrás las tensiones del pasado para sellar un acuerdo de mínimos de apenas cuatro puntos.
Los dos mandatarios, que se reunieron durante más de cuatro horas en el hotel Capella de la isla de Sentosa tras meses de tortuosas negociaciones que hacían temer por el resultado de la cita, finalmente fueron capaces de firmar una declaración en la que se comprometieron a desarrollar nuevas relaciones para “la promoción de la paz, la prosperidad y la seguridad”.
“El presidente Trump se compromete a ofrecer garantías de seguridad a la República Popular Democrática de Corea (nombre oficial de Corea del Norte), y el presidente Kim Jong Un reafirmó su firme e inquebrantable compromiso para la desnuclearización de la península de Corea”, reza la declaración conjunta. El acuerdo, que acaba de momento con el último legado de la Guerra Fría, establece que las negociaciones entre los dos países van a continuar, pero no aporta ni detalles ni un calendario para la buscada desnuclearización de Pyongyang. Los expertos recordaron que no ha habido mención a la insistente pretensión de Washington de exigir una desnuclearización “completa, verificable e irreversible”, y que parece que se ha aceptado la reclamación de Pyongyang de que el proceso de desarme se haga por fases.
Lo que parece indiscutible es que Kim Jong Un ha conseguido que Trump, que lo calificó ayer de “hombre listo” y “con gran personalidad”, legitime su régimen y le garantice su permanencia a cambio de un impreciso compromiso sobre sus armas nucleares. Como concesión a Washington, el acuerdo, en el que no hay ninguna mención de los derechos humanos, recoge el compromiso de Pyongyang de recuperar los restos unos 6.000 prisioneros de guerra o desaparecidos en combate en la guerra de Corea (1950-1953). Durante una rueda de prensa celebrada tras la cumbre, Trump insistió en que las sanciones económicas a Corea del Norte continuarán mientras el régimen no se deshaga de su arsenal atómico de manera efectiva.
En cuanto a las garantías sobre la seguridad ofrecidas al dictador norcoreano, el inquilino de la Casa Blanca sorprendió al anunciar que suspenderá las maniobras militares en la península de Corea que realiza regularmente con Seúl.

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