La nueva estética de los puestos de San Agustín abre el debate entre placeros

La nueva estética de los puestos de San Agustín abre el debate entre placeros
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Los toldos que cubrían la reforma de varios puestos en la plaza de San Agustín han desaparecido y el resultado de varias semanas de trabajo no ha dejado indiferente a nadie. La nueva estética, que en principio debería extenderse a la isleta contigua, ha causado una profunda división entre los comerciantes y los clientes. Algunos destacan su modernidad, mientras que otros aseguran que no casan con la estética del mercado y que están fabricados con peores materiales.
Las obras nunca contentan a todos por igual pero las diversas fases de rehabilitación de San Agustín van camino de causar todo tipo de reacciones. En la última semana la polémica la han servido los primeros puestos reformados, que todavía están por rematar.
Según cuentan, las actuaciones quedaron paradas tras los comicios municipales –al igual que las de la cafetería–, si bien la estructura que ya se ve tiene tantos fans como detractores. Los empresarios que las ven desde la barrera de su mostrador aseguran que “están mejor que antes”.
“Son más modernos y aportan más claridad; no tiene nada que ver con la que teníamos antes”, afirman, al unísono, dos placeras. El cambio les ha resultado tan beneficioso que en días de buen tiempo pueden permitirse “un ahorro de energía” porque la luz rebota en sus negocios y no tienen que darle al interruptor.
“Da una sensación de que están más abiertos y de que son más higiénicos”, comenta otra comerciante, mientras varios clientes le dan la razón. Sostiene que “solo está la estructura, pero falta panelarlos, colocar unos vinilos y corregir algunos fallos”.
Precisamente esos errores son los que han provocado el desencanto entre las concesionarias que, aún sin fecha definida, tendrán que regresar a esos espacios que tenían asignados. “Quedan bonitos pero son demasiado futuristas para este mercado; no son de su estilo”, opina una de las fruteras que se ha trasladado temporalmente.
“Tienen un tamaño muy exagerado y para llenar esos puestos hay que tener mucho dinero porque llenos quedarán bonitos pero si no lo están, no lucen”, destaca una compañera.
Incluso critican que en dos locales se haya ampliado el mostrador hacia la zona donde antes estaban situadas las panaderías. La explicación de ese diseño está relacionada con la intención de abrir la plaza a los clientes del local de hostelería que se ubicará en el altillo.
Además, lamentan que “los vertederos estén destapados”, la supuesta mala calidad de los materiales, la falta de iluminación artificial para potenciar la imagen del producto y la fragilidad de los mostradores.

La nueva estética de los puestos de San Agustín abre el debate entre placeros

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