El espíritu rociero llena de colorido y fe Oza dos Ríos un verano más

Una vez más, la Casa de Andalucía se echó al monte para celebrar la Romería del Rocío. Como todos los años, cientos de andaluces afincados en Galicia se reunieron para disfrutar de una celebración que evoca la de su patria chica a menor escala. Montados en carretas, desde primera hora recorrieron el municipio de Oza-Cesura para rendir culto a la Virgen del Rocío luciendo las galas tradicionales.
 El espíritu rociero de los participantes se dejó sentir desde el primer momento y los colores de sus vestidos ofrecieron un contraste con el gris del cielo encapotado que persistió durante gran parte de la mañana. Algunos incluso llegaron a notar algo de frío a primer hora, lo que sirvió de recordatorio de lo lejos que estaban de Huelva.
Con cielo despejado o no, los participantes se reunieron en el centro urbano de Orza dos Ríos, donde celebraron el rezo del Santo Rosario en O Castiñeiro. Poco después y tras haberse metido entre pecho y espalda una copa de aguardiente, como manda la tradición pudieron emprender el camino. Su objetivo era el parque de O Sanatorio, donde llegaron poco antes del mediodía.
Allí cumplieron con el rezo de Ángelus y el bautizo de los romeros, y continuaron a la que fue su siguiente etapa: As Capillas.
Llegaron a las dos de la tarde, y fue entonces cuando tuvo lugar la misa rociera y la procesión con la imagen de la Virgen.
Una vez confortados espiritualmente, los fieles se dispusieron a hacer lo mismo físicamente con una comida campestre en torno a la que se reunieron familias y amigos.

Menú típico
El jamón de la sierra, el queso de oveja del Andévalo, las gambas de la costa o las típicas fresas se incluían en el menú. A medida que crecía la diversión, también subía la temperatura y se despejaba el cielo, de manera que la jornada fue cada vez más alegre.
Nadie quería que aquello acabara, pero llegaron las nueve de la noche, y los romeros devolvieron la imagen a la capilla antes de volver a A Coruña.