El entorno del Castro de Elviña se convierte en almacén de muebles abandonados y foco de maleza

El entorno del Castro de Elviña se convierte en almacén de muebles abandonados 
y foco de maleza
En el camino que rodea al yacimiento se pueden ver muebles abandonados | pedro puig

En el perímetro de lo que está declarado BIC, el castro de Elviña, donde empezará este mes una nueva excavación, los muebles abandonados se agolpan entre la maleza. En el término de Mesoiro, donde antes se daban cita los vecinos del barrio pero también de Feáns o San Vicente de Elviña para andar a la vera de los cultivos, persiste el camino sí pero con vistas a toxos y malas hierbas y una Tercera Ronda por el medio que rompe con el paisaje.
Es más, entre la atalaya con historia y la AC-14 emerge sin sentido una explanada sin rematar, que en principio, se allanó para acopiar el material y los áridos durante la actuación. Sin embargo, una vez que se le dio luz verde a la circunvalación y para asombro de los residentes, el pasado mes de marzo se creó una especie aparcamiento “como naves de garaje”. Entonces surgieron las protestas y la obra, de la que la asociación vecinal Os Rexumeiros aún no sabe quién es el responsable, quedó paralizada: “Mandámoslle un escrito ao Concello, pero non contestaron”.
El portavoz, Luis Gómez, tilda la infraestructura de “lamentable” en una zona que se está degradando y que podía ser un gran parque para A Coruña. Es una petición que le llevan haciendo al Ayuntamiento en los distintos encuentros “participativos” porque en esa intención de recuperar viejos caminos, ve que no tiene sentido tener el de Mesoiro, que pasa por Agra de Campos, sin más conexión que por un túnel que lleva a Feáns y que para llegar a él hay que dar un rodeo: “Pensamos que farían algo para poder pasar porque cando estaba en obras fixeron unha vía de paso que eliminaron despois”.
Así que lo que antes llamaban “o paseo marítimo” da pistas de lo que fue con bancos a los lados “onde a xente se sentaba a descansar e falar”. En pocos años, el entorno que limita con el castro sufrió un deterioro tal que “xa non invita a pasear”.
A esto hay que sumarle que los paisanos dejaron de trabajar las tierras y en medio, la “fonte do regueiro” está sepultada desde que las hormigoneras y el cambio climático se encargaron de secarla. Este es el panorama que colinda con un yacimiento al que volverán los arqueólogos a trabajar en unas semana y dentro de una campaña que el Ayuntamiento adjudicó a Desarrolla por más de 620.000 euros y con el que se pretende consolidar el patrimonio descubierto. Estarán ocho meses sobre el terreno, los primeros cinco se destinarán a peinar el castro y los tres últimos a clasificar y estudiar los materiales para redactar los informes técnicos.
A pesar de ser uno de los castros con mayor inversión por la superficie expropiada, lo cierto es que el Plan de Bosque de Galicia, que piden los vecinos y que supondría la repoblación de la zona con árboles atlánticos dista mucho de la realidad: “O Concello está estudando o tema”. Mientras, la esperanza está en pequeños detalles, en los “abruñeiros” que siguen dando cerollos y los gavilanes que sortean el asfalto. l

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