Reportaje | El desconocimiento, el principal enemigo del cómic

Reportaje | El desconocimiento, el principal enemigo del cómic
Homs, Ortega y Moreu, en el Kiosco Alfonso | patricia g. fraga

Son tres de los autores patrios más conocidos. Sin embargo, a la hora de encargarles una obra, dicen Josep Homs y Belén Ortega que pueden llegar a recibir como mucho 12.000 euros por un año de trabajo, “a eso quítale el IRPF y paga autónomos”. Entonces, su sueldo se reduce a menos de mil euros al mes y en parte, por eso, están fuera.
Homs saltó al mercado estadounidense aún sabiendo que el suyo era el francés para hacerse un estilo, que hoy loan como único. Ese fue un hándicap cuando trazó las líneas de la saga Millenium porque después llegó Belén Ortega con el lápiz y le costó arrancar. Pero lo hizo y hoy los dos pasean su visión personal sobre las tramas de Lisbeth Salander. Cuenta el de Castelldefels que primero le dio miedo “imaginarse a mucha gente opinando”, pero le dieron libertad absoluta para crear y “a un caramelo así no le puedes decir que no”. Antes, en Estados Unidos, cuenta que las historias “no me entusiasmaban, lo tomé como una escuela porque sabía que tarde o temprano iba a tocar la puerta del mercado francés”. No tardó mucho y aunque pensó que deceleraría, el ritmo frenético es el mismo en territorio galo. Sin embargo, adoran el detalle y eso va más con su forma de hacer, en la que se fija mucho en que la narración fluya: “Somos dibujantes, pero también contadores de historias, la narración es la base y después el dibujo”.
A Belén Ortega le gustaría hacer más manga, lo que pasa es que el mercado está muy limitado y no le queda otra que recurrir a mezclar: “La solución es coger un poquito de todo y dibujar algo personal”. Así que Homs se olvidó de los 80 millones de fans de la chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, “ya no notas esa presión” y le dio su toque a la saga nórdica.
Por su parte, Mamen Moreu, autora de “Resaca” habló en la primera jornada de Viñetas desde o Atlántico de lo que supuso a su carrera trabajar para “El Jueves”, para independizarse con personajes como Marcela e irse soltando con el tiempo para regalar a la mirada más que risas, narrativa. Un ejemplo es “Desastre”, dentro de un mundo que no acaba de consolidarse porque los editores no apuestan, dicen los tres, “dan licencias, pero no producciones propias” y a los niños no se les dan cómics para leer.
No hay cultura de base y es necesario cubrir también la etapa adolescente, donde los chavales se cuelgan. El manga palía un poco esta ausencia. Es el desconocimiento, inciden, su principal enemigo. l

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