El hombre por el que agitan las pancartas

El hombre por el que agitan las pancartas
19 febrero 2013 A Coruña.- La movilización ciudadana obliga a aplazar el desahucio de Padre Feijóo Stop Desahucios y decenas de ciudadanos condenaron a gritos la actuación policial

El edificio Proa será hoy el escenario de una manifestación en apoyo de Nicanor Acosta Alonso. No es raro ver a Acosta rodeado de pancartas, pero rara es la vez en la que las pancartas se agitan por él: será juzgado por lo contencioso-administrativo por “provocación de reacciones en el público que alteren o puedan alterar la seguridad ciudadana” durante la protesta que impidió el desalojo de la octogenaria Aurelia Rey. Esto puede suponerle una sanción administrativa de 600 euros, y todos los colectivos a los que ha apoyado en su larga carrera como activista han decidido devolverle el favor. “Es desmesurado”, asegura. Pero en realidad, puede decirse que la culpa es suya, porque siempre ha sido el primero en manifestarse por las causa en las que cree. A sus 74 años, sigue haciéndolo.
“Llevo protestando desde que tenía 26 años ¡Por tantas cosas! Porque yo he visto muchas cosas, ya desde la dictadura”, recuerda. Esta antiguo sacerdote de la iglesia de San Jorgue colgó los hábitos. “Estuve en la cárcel, y era incómodo para todos, así que lo dejé”, explica. Lo que nunca dejó fue su activismo, que continúa con una determinación y una energía impresionantes para alguien de su avanzada edad. “Lo hago precisamente porque tengo un nieto, y quiero un futuro para todos ellos”, aclara.
Desde que comenzó la crisis y se multiplicaron las protestas, Acosta siempre ha estado ahí, empuñando su micrófono para decir lo que pensaba, en primera línea, animando a otros a luchar. Es miembro de Stop Desahucios, y por eso estaba aquel día de febrero de 2013 en la calle del padre Feijóo, concentrado delante de la octogenaria a la que iban a expulsar de su buhardilla alegando que se había retrasado dos veces en el pago del alquiler. Fueron varios días de guardia constante, con momentos de alta tensión, en el que la voz de Acosta se alzaba para denunciar la situación. 
Con su megáfono encañonaba  a los antidisturbios, que tenían que soportar su sermón por cooperar con el desahucio de una pobre octogenaria, preguntándoles si también ayudarían a desahuciar a su abuela. De su altavoz salían las consignas que todos coreaban y con las que se animaban a la resistencia, incluso cuando la Policía decidió desalojar por la fuerza. 
 
Violencia 
Por eso la Policía Nacional le acusa de ser responsable de que las acciones que tomaron los manifestantes, que bloquearon el portal de la vivienda o cortaron el tráfico en repetidas ocasiones como parte de la protesta. “Yo no incité a la violencia. Yo estaba defendiendo un derecho, el derecho a la vivienda. Echar a alguien de su casa, eso sí es violencia. Como miembro de Stop Desahucios, tenía que estar ahí”, se explica. 
El portavoz de la plataforma coruñesa de este movimiento, Héctor Tejón, define a su compañero como “un loitador incansable, sempre disposto a axudar e  non é a primeira vez que o multan, é un a os que sempre escollen”. Acosta se resiste a aceptar esa imagen de él. “Esto lo tenemos que relativizar. Esto que llama la atención no tiene que ser una excepción”, dice el exsacerdote hoy metido a librero. 
Pero las pruebas de lo contrario se acumulan en su contra. Además de a Stop Desahucios, Acosta prestó su voz al movimiento 15M, y también a la larga campaña que llevó a cabo la Asociación de Afectados por Preferentes y Subordinadas de A Coruña y Provincia (Afepresco) cuya portavoz, Ana María Cedeira, señaló que “la Delegación de Gobierno quieren “amordazar” a un ciudadano ejemplar, una persona que lucha por la dignidad y los derechos de todos los seres humanos”.
Todos estarán hoy a las diez en el edificio Proa, para el juicio administrativo de Acosta. Él también: “Esto no me va a hacer cambiar de opinión. Es un acicate, un reto que condiciona mi vida y que me impulsa”.

El hombre por el que agitan las pancartas

Te puede interesar