Nurrk, el laboratorio que reescribe el “Made in Spain”
Desde su estudio, Alex Sesé concibe la moda como una plataforma de ideas

Nurrk es un laboratorio de estilo, una declaración de intenciones y una forma de entender la moda desde la autenticidad. Detrás del proyecto está Alex Sesé, una creadora que ha hecho de la mezcla su lenguaje. En su universo cabe la Semana Santa y las verbenas del pueblo, pero también las hermanas Olsen -musas absolutas de su Lab Nurrk-, los guiños al diseño contemporáneo y la ironía como actitud. Nurrk no busca definirse, sino reflejar lo que somos: una España creativa, consciente y profundamente humana, que se ríe de sí misma y al mismo tiempo se toma muy en serio el oficio.
Definirse como 100 % atypical Spain no es una estrategia, sino una manera de estar en el mundo. El proyecto nace con la intención de recuperar una conexión perdida: la del hacer con sentido, la del trabajo bien hecho, la del valor de lo cercano. Desde su estudio, Alex Sesé concibe la moda como una plataforma de ideas, un punto de encuentro donde nacen prendas, colaboraciones y comunidades. Cada colección funciona como una conversación entre tradición y modernidad, donde los códigos locales se reinterpretan con un lenguaje propio, lleno de humor, memoria y verdad.
Esa visión se sostiene en una decisión tan estética como ética: producir en España. Una elección tan bonita como complicada. El país conserva una herencia textil poderosa, pero los talleres que siguen en pie son pocos, pequeños y familiares, guardianes de un saber que se transmite de generación en generación. En un mercado global que externaliza casi todo, apostar por lo local es remar a contracorriente, pero también es una forma de resistencia. En Nurrk lo tienen claro: el valor está en entender los ritmos reales de una prenda, en respetar los tiempos de cada proceso y en reconocer que cada puntada tiene nombre.
Las producciones son, por eso, deliberadamente limitadas. Cada prenda pasa por un proceso manual de tintado, atado, desatado y acabado que hace que no haya dos iguales. Y sí, a veces aparecen pequeños desvíos: una etiqueta cosida del revés, un hilo que se escapa, un botón algo más suelto. Lejos de esconderlo, Nurrk lo celebra. Esos detalles no son errores, sino señales de vida, pruebas de que detrás hay personas, no máquinas. En un sector que tiende a la uniformidad y la inmediatez, la marca reivindica la belleza de lo imperfecto y el valor del trabajo artesanal.

“Hacer las cosas bien en casa no es fácil”, dicen desde el equipo, “pero es lo que da sentido a todo lo demás”. Esa convicción resume el espíritu del proyecto, que ha convertido la cercanía en bandera y la comunidad en su verdadera fuerza motriz. Porque Nurrk cultiva vínculos, impulsa colaboraciones y construye un ecosistema creativo que se retroalimenta. En cada etiqueta aparece una frase que se ha convertido en su declaración de principios: “Rooted in craft. Grown in community. Born in ZAZ.” Arraigados en el oficio, crecidos en comunidad, nacidos en casa.
Nurrk es, en definitiva, un ejercicio de coherencia en un momento que a menudo premia lo contrario. Un recordatorio de que la moda todavía puede tener alma, sentido del humor y compromiso. Que desde aquí también se puede construir futuro. Y que hacerlo con acento, con raíz y con verdad, sigue siendo el gesto más contemporáneo de todos.
