Kiril, cuyo padre supuestamente bautizó al de Putin, tiene todas la papeletas para convertirse en el primer cabeza de una Iglesia con decenas de millones de feligreses sometido a sanciones internacionales.
Francisco ha renunciado a reunirse con Kirill en Jerusalén, como inicialmente planeaba, según dijo en una entrevista al periódico La Nación publicada el viernes.