Ella alega que se trata de cuestiones ideológicas, pero, en el fondo, todo el mundo sospecha que el problema es más de relevancia pública y política que de otra cosa.
Pero no se molesten: por muchos muertos que haya después triunfará Illa.
En este caso de una evidencia biológica: el mundo está compuesta de hombres y mujeres, de varones y hembras.Es cierto que existen personas que manifiestan hermafroditismo y comparten características genitales propias de ambos sexos pero su porcentaje es minúsculo en relación con el grueso de la población y, en consecuencia, el mencionado proyecto no podría justificarse en argumentos sociológicos de peso.El disparate procede de la teoría “queer”, una corriente de pensamiento minoritaria pero muy activa que proclama que el sexo es una construcción social y no viene determinado por la biología.Es un discurso que divide ahora mismo al feminismo hasta el punto de que figuras importantes de éste movimiento están siendo anatematizadas bajo la peregrina acusación de “transfobia”.