y por tanto el uno se haya convertido en un prófugo de la Justicia y el otro haya terminado siendo juzgado y condenado y enviado a prisión sencillamente por quebrar la ley.Sí, durante unos segundos he dejado correr la imaginación diciéndome que el Vicepresidente y el ministro no tenían dudas sobre el comportamiento antidemocrático de esos dos líderes independentistas y de sus compinches y que esa era la “anormalidad”, la de dos dirigentes políticos que decidieron separar a Cataluña del resto de España imponiendo una nueva realidad política.Pero desafortunadamente no es eso lo que han querido decir los señores Iglesias y Abalos.Lo que dicen es que aunque pasara lo que pasó, es decir que un grupo de políticos se saltaran la ley, no es motivo suficiente para que tengan que responder ante ella y mucho menos recibir ninguna sanción.Y entonces llego a otra conclusión: no es que nuestro sistema político no sea plenamente democrático sino que lo que sucede es que algunos de nuestros gobernantes tienen una visión totalmente anómala de lo que es una democracia y por eso piensan que saltarse la ley y querer acabar con el sistema constitucional por métodos antidemocráticos es lo normal.