Desnudar a un santo

se acerca la fecha de las elecciones municipales, autonómicas y municipales y Sánchez deshoja la margarita con los nombres de los candidatos del PSOE. Se da la paradoja de que los ya confirmados han empezado su precampaña, mientras que plazas de la importancia de Madrid o Barcelona siguen en el limbo. Parece evidente que Borrell podría ser un magnífico candidato a encabezar la lista de las europeas. ¿Pero puede el Gobierno perder una figura imprescindible en un momento de grave crisis institucional en Cataluña? ¿No se corre el riesgo de que Torra y los independentistas se apunten el tanto de su salida de Moncloa?
Tanto el PP como Ciudadanos acusarían a Sánchez de haberse quitado del Consejo de Ministros una voz discordante con las cesiones al soberanismo. Al margen de la importante labor que Borrell lleva a cabo en las cancillerías europeas para contrarrestar el victimismo de los líderes del procés. Puede que la legislación no permita prohibir la apertura de más embajadas del Govern, pero la prioridad es contraponer la verdadera imagen de la España democrática a las falsedades que dichas delegaciones propagan. Mejor nos hubiera ido si en la etapa del PP se hubiera hecho una defensa de la separación de poderes que ordena la Constitución. Costó trabajo convencer a Borrell para que volviera a ser ministro y su prestigio es imprescindible en Moncloa.
Lo mismo podría decirse de la presunta candidatura de Grande-Marlaska a la Alcaldía de Madrid. ¿Sería un buen candidato? Sin duda. Pero en medio del escándalo Villarejo, con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad cuyos mandos han estado cuestionados por casos de escuchas telefónicas no es el mejor momento para dejar a medias los cambios que lleva a cabo en la estructura de Interior.
No se puede desnudar el Gobierno de sus pesos pesados si Sánchez quiere agotar la legislatura y después del trauma vivido por la salida de dos ministros en menos de cien días. Sin contar con la difícil situación de Dolores Delgado que sigue en el cargo porque no se puede admitir una dimisión más.

Desnudar a un santo

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