Un tema muy manido que necesita soluciones

Para muchos deportivistas se acabó la Liga y se acabaron los sufrimientos, pero todavía hay mucho que rascar ya que en la plantilla blanquiazul no todos se pueden ir de rositas, sobre todo a tenor de lo que algunos jugadores, incluso el técnico, Víctor Sánchez del Amo, y el presidente, Tino Fernández, han manifestado antes y después de que la Liga bajase el telón ante el Real Madrid. Es cierto que nos hemos salvado. Por los pelos, pero ahí seguimos en la élite del fútbol español tras una campaña que se puede calificar de surrealista, sobre todo escuchando los testimonios de algunos de los protagonistas. No es fácil encajar tanto bochorno. 
Me parece indecente todo lo sucedido en esta última fase del torneo, cuando las declaraciones  de Fernando Navarro, Pedro Mosquera, Alejandro Arribas, Manuel Pablo, Cani, el propio técnico e incluso el presidente se pueden calificar de inmorales. La conclusión es que este tsunami de testimonios no puede quedarse en el olvido, porque todos queremos saber quiénes fueron los jugadores más díscolos en un grupo donde tanto Lopo como Luisinho fueron los más señalados. Pero hay más. Hay acusaciones sobre la falta de profesionalidad de otros futbolistas rebeldes y queremos saber quiénes han sido. También se dijo que en la segunda vuelta hubo situaciones complicadas dentro del vestuario. ¿Qué ha pasado? Mosquera apuntó que él no era el indicado para decirlo y pasaba la pelota al presidente y al técnico. 
Arribas también fue otro integrante de la plantilla que nos dejó muchas perlas en sus declaraciones. La más relevante afirmando que hubo compañeros que se negaron a jugar. Habría que decir nombres. Abordar el tema, por muy espinoso que sea. No más dudas. No más quejas. No más excusas. Esto es como quien se queda en la espuma del mar y no llega a mojarse. 
Hubo más jugadores que abundaron en términos muy similares, Cani, Manuel Pablo, Navarro, el presidente, el técnico…  Todos se escondieron en la privacidad del vestuario. Pero siempre, o casi siempre, la verdad sale a relucir. Como el ridículo de la segunda vuelta y el origen de unos resultados incomprensibles. Esto tenía que estallar. Y estalló. Quedan muchas incógnitas por resolver. Y el deportivismo, el aficionado a quien se le tomó el pelo de manera infame, exige explicaciones. Y también soluciones drásticas que deben comenzar por el banquillo. Víctor demostró que las multitudes y los problemas le desorientan. El discurso no está en las palabras. Hay que hablar en el campo. 

Un tema muy manido que necesita soluciones

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