EL RASTRO MALDITO DE LOS MARATONES

Volvió a suceder. La moda de correr maratones volvió a cobrarse cuatro víctimas en este último mes. Dos en Castellón, uno en Cantabria y el último de esta triste estadística en Gijón, lo que pone de manifiesto el tremendo riesgo que tristemente emerge en este tipo de pruebas cuando muchos de los participantes no valoran como se merece el esfuerzo que supone este tipo de deporte cada vez más popular y donde las imprudencias y las alegrías de muchos deportistas no toman en consideración las prevenciones oportunas para evitar posibles riesgos, haciendo hincapié en las pruebas de resistencia que suelen dar moral y ánimo para que el esfuerzo tenga su recompensa, más emocional que tangible, en la búsqueda de la lógica pero siempre arriesgada superación personal. 
Y aquí es cuando llegan las dificultades. Y las osadías. Todas las precauciones son pocas, partiendo de la base de aquí en España, me cuenta un experto en maratones nacionales y extranjeros, no se exigen certificados médicos a los participantes. Solo en las grandes citas internacionales existe esa mentalidad de prevención al deportista. Aquí no. Aquí somos diferentes. Nos tomamos estas normas a chirigota. Como si fuese un juego de niños. Hasta tal punto que, de forma regular, un 80% de los participantes en una carrera no se hacen ningún chequeo médico ni una prueba de esfuerzo, que sería fundamental para disfrutar de este tipo de competiciones con ciertas garantías. Lo aconsejable es preparar un maratón cuatro meses antes y disputar dos por año, además de alimentarse de forma adecuada.  
Partiendo de la base de que, afortunadamente, no siempre son malas noticias las que tienen que ver con los maratones, el debate siempre será el mismo. Hacer experimentos personales es inviable, porque no todo el mundo está preparado para correr. Son muchas las posibles causas de accidentes en deportistas aficionados en carreras de 21K y 42K. Entre ellas, es osado  ir mirando el crono para no bajar el ritmo. Que el ritmo lo marca tu cuerpo y el crono solo es para no pasarse de las pulsaciones aconsejadas. Esforzarse más de lo debido e intentar bajar marcas anteriores serías un osado si lo haces. También competir contra compañeros o gente que lleva un ritmo más alto que el tuyo. Y otra osadía habitual: a los primeros síntomas de agotamiento, seguir corriendo sin bajar el ritmo. Hay que bajarlo siempre. O en su defecto, caminar o incluso parar. No juguemos a ser insensatos. En definitiva, juguemos a correr, pero no juguemos con nuestras vidas. Usemos el  sentido común. 

EL RASTRO MALDITO DE LOS MARATONES

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