Histeria nacional

españa todavía sigue echando humo tras el fracaso de la selección española de fútbol en el Mundial de Rusia. Lo entiendo. Y lo comprendo. Semejante espectáculo a la hora de la siesta, que en este país es sagrada, es imperdonable.
Me gusta ver los partidos de España porque quiero que gane aunque sea a las chapas, pero no puedo escapar a la realidad. No se puede jugar andando. Hubo exceso de pasividad en un equipo que además parece haber olvidado que en el fútbol se gana metiendo goles. Pero no. España se quedó en el centro del campo haciendo rondos.
Fue soporífero. Nadie buscó el uno contra uno. Nadie arriesgó. Ante la duda o falta de ideas, balón para atrás. Mis bostezos iban en aumento cada vez que el partido entraba en esa fase tan calamitosa. Reconozco que con ese fútbol se ganó un Mundial y dos Eurocopas. Es cierto, pero el “tiki taka” ya es historia. Hay que buscar otras alternativas. Solo fuimos capaces de derrotar a Irán y para eso con un gol de rebote. Consecuentemente, nos hemos venido para casa por méritos propios porque no se puede ser toda la vida esclavo de un estilo de juego. Nunca antes tanta posesión de balón ha servido para nada.
Como siempre, nos creímos mejores de lo que somos, vamos de sobrados y lo que es peor, subestimando a los rivales. Y así nos luce el pelo. El partido frente a Marruecos ya fue un aviso de lo que podía ocurrir. Pero nadie se dio por enterado.
El paso del tiempo es implacable y, honestamente, es necesario hacer cambios porque el fútbol que practica España, parsimonioso, de toque y más toque pero carente de referencias en ataque y que nunca supo reaccionar a los problemas que le planteaban sus rivales, ya no tiene más recorrido.
Espero que lo sucedido en Rusia nos sirva para pasar página. No se puede vivir de recuerdos. El fútbol es presente, y Fernando Hierro, Lopetegui, Rubiales, el Madrid y toda esa jauría futbolística que rodea este deporte, sepan dar paso a nuevas ideas y a un futuro con el que habrá que trabajar desde ya.

Histeria nacional

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