¿EL FÚTBOL ES ASÍ?

Aúltima hora decido dar un cambio radical a las ideas que en un principio tenía previsto comentarles esta semana. El partido copero entre el Madrid y Atlético tiene la culpa. Estoy decepcionado por lo que presencié en el Bernabéu. Dejando a un lado el resultado, querría centrarme en otros aspectos del juego.
No sé si lo visto sobre el templo madridista se puede llamar fútbol. Si este es el deporte rey en nuestro país, apaga y vámonos. Mi concepción de este entretenimiento es bien distinta. No puedo negar que esta es una diversión que me apasiona y que admiro a quienes saltan a un terreno de juego a disfrutar con el balón. Con lo que ya no comulgo es con quienes salen al campo con la idea preconcebida de estropear el espectáculo en aras de beneficiar a su propio club. Culpables sobre esta materia hubo unos cuantos futbolistas, de quienes se podría decir que flaco favor le hacen a este deporte. ¿Los nombres? Ustedes los conocen perfectamente, Godín, Juanfran, Pepe, Diego Costa…. estos dos últimos especialmente. Sus acciones, sus gestos, sus desafíos, sus provocaciones…
Son dos tipos groseros y sucios. Típicos camorristas deportivos y con un especial interés en moverse por los bajos fondos. Su fútbol (?), seguro, nunca lo veremos en un museo. Tanto uno como otro le hacen mucho daño a la profesión futbolística. En muchas ocasiones se hace hincapié en que el fútbol es como un espejo de pasiones que marca un contrapunto entre la exaltación y el estupor, la esperanza y la pena, el juego y la nostalgia, la libertad y el horror… y en este último capítulo entrarían de lleno estos tipos duros que flaco favor, insisto, le están haciendo a este mundillo.
Con ellos sobre la cancha resultaría difícil ver un espectáculo completo sin aburrirse o enojarse. No sé si contemplar esto es positivo o negativo, pero creo que se confunde la intensidad de un partido con una violencia extrema producto de otros factores que sería muy largo enumerar aquí. Pepe y Diego Costa le pusieron picante y cobardía a sus acciones, no siempre castigadas con valentía. Y aquí entran los árbitros. Ya sé que son humanos, que se equivocan y que los jugadores no se lo ponen fácil, pero estos dos tipos, en situaciones normales, no deben llegar nunca a los 90 minutos sobre el campo. Y, claro, después veremos a Diego Costa en la selección española y se lo aplaudiremos todo. Qué triste.

¿EL FÚTBOL ES ASÍ?

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