La encrucijada de Nicanor Acosta

Conocí a este peculiar personaje hace unos cuantos meses cuando la ya extinta Caixa Galicia era noticia por su estafa a miles de clientes que fueron afectados por las preferentes y las subordinadas. Ya en aquellas fechas se especulaba sobre la falta de escrúpulos de quienes habían obrado de forma tan miserable. Y también por aquellas fechas acabé conociendo a muchos de esos sufridores (Ana Cedeira, María Carro, Juan Lestón, Carlos, Luis Cousillas etc.) que gracias a su tesón, su esfuerzo y dejarse la vida en tanto empeño, lograban con sus actitudes y aptitudes que aquellas penalidades acabasen en muchos de los casos con un final feliz. Desgraciadamente, hoy en día, todavía existen afectados que pelean por recuperar sus ahorros mientras otros, lamentablemente, se han quedado en el camino. 
Y en toda aquella vorágine de protestas, de manifestaciones, de buenas palabras y escasez de soluciones, conocí al hombre que hoy es noticia, y cómo no, por una injusticia devastadora. Nicanor Acosta, siempre con su severa disciplina como bandera, era uno de los protagonistas de aquellas protestas con el único objetivo de ayudar a los demás. Siempre eterno. Siempre sólido. Siempre firme. Siempre fuerte. Siempre con su megáfono. Era su arma. Su forma de protestar. Un apoyo que siempre resultaba ejemplar en beneficio de los demás. A Nicanor, recuerdo, le temblaban las manos y también la voz cuando coreaba los numerosos lemas de indignación ante la entidad bancaria que les habían robado su dinero. 
La tristeza se reflejaba en sus ojos y por momentos exhibía cierto odio hacía quienes, lo repito, no tuvieron la más mínima compasión y que, seguramente hoy, siguen viviendo a cuerpo de rey a costa del dinero ajeno.
Pasado todo este tiempo, Nicanor, que fue cura y militante del Partido Comunista, ideas que le llevaron a la cárcel, se vuelve a ver en una encrucijada. Tiene varios frentes abiertos con la justicia relacionados con su oposición al desahucio de Aurelia Rey en 2013 y una concentración de preferentistas. Todo un dislate hacia un personaje que se ha significado por su lucha por los derechos de los demás. Nicanor no se amilana. Sigue en la pelea contra todo lo que signifique injusticia. Como decía José Saramago, “Es hora de aullar porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos”. Esta es la perenne batalla del protagonista de esta historia. Con sus luces y sus sombras.

La encrucijada de Nicanor Acosta

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