Versatilidad

Una de las cosas más admirables del Partido Socialista es, a mi juicio, su versatilidad. Esto es: su capacidad para acomodarse con enorme facilidad y rapidez al cambio táctico que conviene; para pasar de un comportamiento a otro en horas veinticuatro. 
Viene a ser como el ave fénix que resurge de sus cenizas no ya cada quinientos años como el mítico pájaro griego, sino de un día para otro.
De la mano de Pedro Sánchez, el PSOE ya había perdido las municipales de hace un año tanto en número de votos como de concejales. Y en las generales del 20-D cosechó el peor resultado de su historia: veinte diputados menos que los ya pobres 110 de cuatro años atrás. 
Su cabeza de cartel y secretario general no pasó del cuarto lugar tanto en la ciudad donde reside como en la circunscripción por la que se presentaba: 300.000 y 500.000 votos menos, respectivamente, que el ganador de las mismas, el Partido Popular. 
Echó dos meses para negociar un acuerdo de investidura, que resultó clamorosamente fallido en un par de ocasiones. Y ahora vuelve como si nada por medio hubiera pasado; sin un solo aparente rasguño político. De cara a esa opinión pública y publicada que casi todo le perdona, su guardia de corps destila aplomo y seguridad. 
Pedro Sánchez hasta se disfraza de Adolfo Suárez con aquello del “puedo prometer y prometo”. Y ha presentado un Gobierno en la sombra que, a su juicio, es un cúmulo de virtudes: paritario, intergeneracional, progresista, solvente, dialogante, trabajador y decente. Lo que sorprende es que no hubiera recapacitado antes en tantas y tales maravillas. 
Ello, no obstante, viene a ser como una especie  de moción de autocensura respecto al grupo con que el que hizo el paseíllo hace casi un año en la precampaña para las elecciones del 20-D. Y en todo caso, por aquello de la versatilidad, habrá que pensar en un reajuste con el que adaptarse al nuevo y distinto escenario electoral. 
Muy poco tiene que ver un corro con otro. Ahora ha recurrido a una vieja guardia –aquí también todo se vuelve vintage– aparentemente prestigiosa, pero que cuenta con un pasado que el propio Sánchez  despachó en su día con enorme desprecio. Se trata, por lo demás, de una selección muy heterogénea donde políticamente hay de todo. Y alguno, como el ex ministro Borrell ya se ha desmarcado.
A nuestra paisana Pilar Cancela, mujer de leyes como funcionaria de carrera que es y versada en relaciones laborales, la ha destinado inicialmente  a Agricultura y Ganadería. Un tributo tal vez a las exigencias de la cremallera paritaria y al reparto territorial. Algo así como matar dos pájaros de un tiro. Pero desubicada sí parece estar.

Versatilidad

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