Otro gol por la escuadra

Después de haber vociferado cientos de veces contra el uso que el Gobierno Rajoy hacía del veto a proposiciones o enmiendas que supusieran aumento de los créditos o disminución de los ingresos presupuestarios, Pedro Sánchez echó mano por primera vez de la facultad que en este sentido les concede a los presidentes del Gobierno el artículo 134.6 de la Constitución.
Y lo hizo para no dar conformidad a la tramitación de una iniciativa que le  habría de afectar muy personalmente: la proposición de ley de mejora de la autonomía y la rendición de cuentas de las Universidades españolas en la que Ciudadanos pretendía introducir una serie de medidas para reforzar la lucha contra la deshonestidad académica. 
Entre otras, la existencia en todos los centros de enseñanza superior de “un archivo virtual de fácil acceso y consulta” en el que estuvieran disponibles, en su totalidad, los trabajos de fin de grado y máster, así como las tesis doctorales para su consulta por cualquier interesado.
Sabedor de cómo tenía Sánchez su tesis, semiescondida y prácticamente inaccesible a cualquier indagación exterior, y de las ganas de algunos por hincar el diente político en tan sospechoso encubrimiento, el Partido Socialista se aprestó a blindar al presidente con el veto, en la Mesa del Congreso,  a la propuesta del partido naranja. En su apoyo acudió el Partido Popular, por los problemas judiciales que Pablo Casado tiene a propósito de  su máster. 
Lo curioso del caso es que por uno de esos aparentes absurdos del Reglamento de la Cámara, un diputado puede formular  una pregunta, cambiarla casi sobre la marcha, abordar  luego una cuestión que nada tiene que ver con la primera  y, a pesar de todo, forzar al interpelado a responder a lo que no estaba previsto ni figuraba en el orden oficial del día. 
Así hizo Albert Rivera. Inicialmente, en la sesión de control del miércoles iba a preguntar al presidente sobre el respeto a los derechos civiles en Cataluña. Pero de ello nada de nada hubo porque  desde el minuto uno el líder de C´s centró  su intervención en el veto practicado  y en la semiclandestina tesis doctoral de su interlocutor. A Sánchez no le quedó más remedio –otro gol por la escuadra- que simular coger el toro por los cuernos y contar lo poco y falso que contó.
    La verdad es que el presidente venía siendo una de las raras personas que hace una tesis doctoral y la oculta. Tal vez era consciente de la inanidad de sus conclusiones y, por supuesto, sabedor de cómo había sido elaborada. La tormenta política y mediática desatada no ha sido pequeña. Pero nada estará de más si ello contribuye a poner sobre la mesa la regeneración que el sistema universitario precisa. Y por cierto: ¿en qué orbita se mueve el silente ministro del ramo, Pedro Duque? 

 

 

Otro gol por la escuadra

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